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Desacuerdos entre el ministro de Educacion y la presidenta del Consejo por el proyecto escuelas para repitentes

La decisión de la presidenta del Consejo General de Educación (CGE), Claudia Vallori, de crear “escuelas para repitentes”, habría provocado visibles roces entre la funcionaria y su superior inmediato, el ministro de Educación, Eduardo Lauritto.

A finales de 2013, cuando Graciela Bar dejó Educación y el gobernador Sergio Urribarri decidió poner en su lugar a Vallori se desató en el CGE una especie de caza de brujas: casi todos los funcionarios nombrados por Bar fueron desplazados, y buena parte de la política educativa desarrollada por la funcionaria se mandó al freezer.

Incluso, en enero de 2014 Vallori removió a la hasta entonces directora de Educación Secundaria e ideóloga de la transformación del nivel medio en Entre Ríos, Marcela Mangeón, y puso en su lugar a un funcionario que había cumplido esa función durante la administración del ex gobernador Jorge Busti, Sergio Altamirano.

Mangeón, de igual modo, no se quedó sin trabajo: fue llevada por el ministro de Educación, Eduardo Lauritto, que la puso al frente del área de Educación del Ministerio. Una pequeña muestra de las desinteligencias hacia el interior de Educación, y una señal de que las cosas no andaban bien entre la titular del CGE y el ministro.

En casi un año y medio de gestión, Vallori se ha manejado de manera autónoma, sin atender la buena o mala relación con el ministro. Enfrascada en su decisión de proyectar su figura –hay quienes dicen que en busca de un cargo legislativo—ha hecho a su modo.

La última refriega entre Vallori y Lauritto se dio luego de la decisión del CGE de crear “escuelas para repitentes” en Entre Ríos, una decisión que muchos consideraron un “retraso educativo” en la provincia al segmentar la población escolar, y además flexibilizar el sistema educativo.

Dicen fuentes cercanas al ministro que Lauritto se sorprendió con el anuncio, y que pidió explicaciones a Vallori.

Una ex funcionaria de Educación elaboró un duro informe sobre la medida que impulsa Vallori y su director de Educación Secundaria, Sergio Altamirano, y dijo que la puesta en práctica de esas “escuelas para repitentes” constituye “un desmejoramiento de la calidad educativa” y crea una situación de “discriminación estigmatizando en un solo ámbito a quienes atraviesan situación de repitencia”.

El informe se centra en la baja de la calidad que pretende imponer la idea de Vallori por cuanto la estructura curricular para esas escuelas para repitentes contemplaría el dictado de nada más que 48 horas cátedra por semana. “Esto implica que necesaria y permanentemente los profesores de las áreas deberán trabajar en cátedras compartidas, lo que impedirá el desarrollo de los contenidos mínimos de cada disciplina que integra el área. Caso contrario será muy complejo o ambiguo trabajar desde 8 y hasta 11 horas reloj diariamente”, alerta la exfuncionaria.

“Se visualiza una significativa reducción en la carga horaria del ciclo básico: de 110 a 48 horas cátedra”, agrega y subraya que se trata de una decisión que se contrapone con la legislación vigente y la directivas del Consejo Federal de Educación.

La Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer) reprobó la iniciativa de las escuelas para repitentes por cuanto instaura un modelo de exclusión en la provincia, señaló el sindicato, en tanto que la vocal gremial del CGE, Susana Cogno, apuntó que así se busca “fortalecer los circuitos de exclusión”.

Y desde el Ministerio de Educación explican que Lauritto pidió explicaciones a Vallori respecto de una propuesta, las escuelas para repitentes, que ya está en marcha, y de lo cual el ministro se enteró cuando ya todo estaba resuelto.

 

 

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