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La justicia investiga presuntos apremios ilegales luego de una persecucion policial

La justicia investiga presuntos apremios ilegales luego de una persecución policial que terminó con un joven tirado en el piso con un escopetazo en la espalda. misael 001-001

“Mis defendidos cuentan que estaban en la estación de servicio de calle B. de Irigoyen cargando nafta. Cuando salen de la estación un patrullero se les acerca, por lo cual el conductor de la moto (Misael) le da lugar creyendo que el patrullero quiere adelantarse. Resulta que el patrullero no se adelanta sino que sigue pegado a la rueda de la moto y los chicos aceleran. Como la patrulla no da la voz de alto y aparentemente venía solamente con las luces, Misael se asusta y dobla contramano. Entonces se inicia una persecución. Con la ayuda de otros móviles policiales la persecución termina derribando la moto y Misael con cinco perdigones de goma en la espalda”, contó su abogada Evelyn Siblen.

Precisó que su defendido Misael Ramírez (18) luego de la caída yacía tendido boca abajo en el piso cuando recibió un escopetazo. Cinco perdigones quedaron alojados cerca del pulmón. Cinco meses después del episodio el joven ingresó ayer en la sala de cirugía del hospital Masvernat para que le extraigan los proyectiles. Al acompañante, un menor de edad, “le rompieron la cara” y lo lesionaron en el pecho. Hay que “dilucidar bien quién tiró, porque además fue a traición, por la espalda. Mis defendidos no llevaban ningún arma de fuego. No son delincuentes”, enfatizó.

El jefe de calle en ese momento llamó al 107 pidiendo una ambulancia que nunca llegó. El oficial -entró en escena después- afirmó que esperó un tiempo prudencial pero que ante el permanente sangrado optó por trasladarlo al hospital.

La denuncia por apremios ilegales recayó en la fiscalía de Jorge Suñer. “La policía no puede disparar si no tiene una amenaza inminente”, reprochó Siblen. Agregó que tiene en su poder un video y que consta en declaraciones de testigos que un policía le dice a su compañero ‘hacéte cargo porque vos le pegaste’”.

La fiscalía decidió desdoblar la causa: por un lado, desobediencia a la autoridad, y por otro, apremios ilegales. El fiscal Martín Scattini investiga el delito de desobediencia policial. “El fiscal alega que mis defendidos iban en moto y ante la voz de alto de la policía, no se detuvieron”. Sobre la acusación, su defensora asegura que “Misael y Lucas no estaban cometiendo un delito, no estaban en flagrancia y no tienen antecedentes penales. Por lo tanto, la policía tiene que tener una requisitoria valedera, un argumento jurídico válido” para considerarlos sospechosos. Dos policías “alegan que ellos llevaban una tumbera”.

“La policía dice que estos chicos a la voz de alto no se detuvieron. Hay que investigar la verdad de los hechos porque los chicos estaban cargando nafta, en pleno enero, de vacaciones, son chicos que estudian para ser mecánicos de motos”.

Detalló que los jóvenes al salir de la estación tenían planeado ir hasta la casa de otro muchacho para ver una moto. “Ellos no tuvieron ni la voz de alto, ni la sirena”, afirmó Siblen. Y aclaró que si bien “no hay que medir con la misma vara a todos los policías, la desobediencia tiene que investigarse bien porque tuvo un final poco feliz para la policía”.

Una primera acusación estableció resistencia a la autoridad. “Nadie se resiste con cinco tiros en la espalda, y con una golpiza que no te podes levantar del suelo. A su vez los chicos dicen que no hubo voz de alto porque si no ellos se hubieran detenido. No estaban cometiendo un delito, ni tenían pedido de captura y tampoco llevaban armas”, manifestó la abogada.

 

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