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Las exportaciones de las principales economias regionales cayeron a la mitad

La baja de los precios internacionales de sus productos, junto con la alta inflación, la presión tributaria y el atraso cambiario, tiene a la citricultura y el arroz en situación crítica con exportaciones que se redujeron un 55% y 56% respectivamente.

 exportaciones

Más allá de la inflación, la carga tributaria y la caída de las commodities, que atraviesa a todas por igual, muchas de ellas tienen problemas propios de la actividad, que agravan aún más el panorama.

Los productores citrícolas enfrentan un escenario internacional y local adverso. Por un lado, hay una demanda mundial afectada por la devaluación de mercados compradores, como la Unión Europea, Rusia y Brasil, y por el otro, una sobreoferta de frutas en la plaza interna. En el caso de la mandarina, en 2009 las exportaciones argentinas alcanzaron 6% del comercio mundial, mientras que en 2014 no se llegó al 3%, debido a que los envíos de fruta al exterior cayeron 25 por ciento.

En el caso de las naranjas, el deterioro del comercio exterior es más marcado. Se observa un derrumbe del 62% en las exportaciones entre 2007 y 2014, producto de la caída de 200.000 toneladas a 75.000. «La mayor oferta de cítricos de Perú y Sudáfrica nos desplaza de los mercados mundiales, principalmente por los beneficios que estos países obtienen de los acuerdos políticos comerciales, como el Fast Truck Perú-Estados Unidos, y TLC Sudáfrica-UE», subraya el informe.

La caída de las exportaciones, sumada a la debilidad de la demanda de los mercados de jugos, genera un aumento de la oferta de frutas en la plaza doméstica, que impacta negativamente en los precios que recibe el productor. Éste hoy cobra la mitad de lo que necesitaría para cubrir los costos y seguir en actividad (recibe $ 0,40 por kilo, mientras que necesita $ 0,68 para producirlo).

 

EL ARROZ

 

Cerca de la zona donde se producen los cítricos también se cultiva arroz, un cereal, que al igual que el trigo, no pasa por su mejor momento. El dirigente rural Alfredo Bel, de Entre Ríos, hace una pintura de su realidad. «El año pasado la tonelada de arroz se vendía a $ 2500, pero este año está en 1600. Ésta es una provincia donde no hay productores concentrados, porque son pequeños emprendimientos en muchas manos. Pero hoy todo eso peligra».

La provincia tiene 70.000 hectáreas sembradas, en manos de 350 pequeños productores (la mitad de los que hubo en épocas de esplendor). Seis cooperativas hacen arroz y también los pequeños productores este año salieron a la ruta para tratar de concitar la atención de los gobiernos y poder conservar su medio de ganarse la vida.

Analistas y productores coinciden en que se debe encarar un programa integral para poner en caja los desajustes macroeconómicos; contener la inflación, bajar la presión tributaria, solucionar el atraso cambiario y optimizar la logística. Sólo así la fruta, la leche y otros productos regionales encontrarán un destino mejor que el que tienen en la Argentina actual.

 

 

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