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Basualdo, hombre de La Cámpora, y el gran negocio del desabastecimiento energético

«Es raro que hayan salido a comprar tanto volumen junto. Podrían haber salido a comprar febrero y marzo y esperar unas semanas antes de licitar el aprovisionamiento de abril, a la espera de que el Brent baje un poco«, explicó un consultor. No hay remanentes en el mercado doméstico para comprar gasoil y fuel a las petroleras locales. Por lo que la única alternativa es importar. En dólares que escasean y justo cuando el precio internacional del petróleo superó los 90 dólares por primera vez en siete años. El timing no es el mejor, pero peor es tener que ordenar restricciones en el consumo de energía para falta de generación.

Federico Basualdo, el hombre que maneja las cifras millonarias del desabastecimiento energético y la desinversión

El mercado sabía que el gobierno iba a salir a comprar más combustibles líquidos para reponer los stocks que se consumieron en estas semanas en las centrales termoeléctricas. No hay remanentes en el mercado doméstico para comprar gasoil y fuel a las petroleras locales. Por lo que la única alternativa es importar. En dólares que escasean y justo cuando el precio internacional del petróleo superó los 90 dólares por primera vez en siete años.

El timing no es el mejor, pero peor es tener que ordenar restricciones en el consumo de energía para falta de generación. Aún así, aunque los privados descontaban que Cammesa pondría en estos días una nueva licitación en la calle, la magnitud de la compulsa estuvo muy por encima de las proyecciones que trazaban traders y petroleras internacionales consultadas.

En total, la empresa que se encarga del despacho eléctrico —que hoy está bajo control del subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo— licitó el viernes a última hora la adquisición de 18 cargamentos de gasoil (de 50.000 metros cúbicos cada uno) y siete buques de fuel oil (350.000 m3). Los buques arribarán a Buenos Aires entre a partir de febrero y hasta abril.

Poca competencia

No existen antecedentes recientes —al menos no en los últimos cinco años— de una licitación que involucre tanto volumen de combustible en un mismo tender. La decisión deja en evidencia la preocupación que existe en el gobierno por el escenario actual del sector eléctrico, que está afectado por la baja hidraulicidad (que afecta a Yacyretá y a Salto Grande pero también a las represas del Comahue), la salida de planta de Atucha I, la oferta justa de gas para las centrales y la alta demanda de energía, incentivada por el atraso de las tarifas residenciales.

La estrategia comercial de Cammesa es extraña. Al concentrar en un mismo pliego la compra de tantos cargamentos desincentiva la competencia entre los proveedores de combustibles. El racional es el siguiente: como hasta tantas chances de ganar, los oferentes serán menos cautos a la hora de fijar su margen de ganancia (premio) porque, en caso de no ganar un cargamentos, hay otras 24 chances de ganar otro. Los precios serán altos porque el listado de oferentes que pueden proveer combustibles a Cammesa no es infinitiva. Es limitada a los tres principales traders (Trafigura, Vitol y Glendore) y otras petroleras internacionales como BP y Chevron, entre otras.

«Es raro que hayan salido a comprar tanto volumen junto. Podrían haber salido a comprar febrero y marzo y esperar unas semanas antes de licitar el aprovisionamiento de abril, a la espera de que el Brent baje un poco«, explicó un consultor.

Muy caro

El costo total de los 25 barcos de combustibles que comprará Cammesa rondará los US$ 800 millones. La factura irá directamente a incrementar los subsidios que requiere el sector eléctrico, dado que en la programación estacional que realizaron los técnicos del Estado en el último bimestre de 2021 no estaba previsto que el sistema requiera tanto combustible importado.

Habrá que ver cuáles son los precios que obtiene Cammesa, pero con el Brent en 90 dólares el pronóstico no es auspicioso.

Si bien el precio del gasoil no registró un salto tanto grande como el del barril, se esperan que el costo de cada barco de 50.000 m3 pueda costar hasta US$ 35 millones. Los de fuel oil, un poco menos. De ahí surge que el costo del total por los 25 cargamentos podría trepar hasta los 800 millones de dólares.

La cifra que está línea con el presupuesto del gasoducto troncal Tratayén-Salliqueló, cuya licitación está muy demorada por discusiones internas dentro del Ejecutivo (esta semana saldría publicado en el Boletín Oficial el DNU que ordena regulatoriamente la obra).

Si ese gasoducto existiera y estuviese operativo, probablemente no sería necesario importar tanto gasoil y fuel oil a precios récord para el parque de generación eléctrica. Como no lo está—y a esta altura parece casi imposible que pueda estar construido para el invierno de 2023, tal como apuntaba el Ejecutivo—, la única alternativa para suplir la baja hidraulicidad y la falta de gas son los líquidos. En lo que va del año, Cammesa ya licitó la compra de 1,2 millones de m3 de gasoil. Y los técnicos del gobierno admiten que podría superar los 3 millones de m3 en todo el año.

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