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EDITORIAL: La Municipalidad de Concordia deberia tener 20 mil empleados

Por Guillermo Pérez

Haciendo el ejercicio hipotético de que la Municipalidad de Concordia emplee a unos 5 mil concordienses entre las distintas modalidades de contratación (permanentes, temporarios, contratados o tercerizados), aún debería contratar a unos 15 mil más como para saldar la necesidad de empleo de la ciudad. 

De esa forma, su población activa pasaría de las alrededor de 60 mil personas actuales a unas 75 mil, un poco más cerca de la mitad de su población total, un estándar más o menos ideal.

De dónde saldrán los recursos para pagar los sueldos será motivo de otra discusión, pero en definitiva quién dijo que sólo cinco mil es la cantidad justa para la Municipalidad de Concordia.

No tenemos ninguna certeza de que la Municipalidad de Concordia necesite cinco mil empleados o tres mil, como en las cifras tiene, o mil (en rigor 930) como tenía en 1987.

Porque la planta de empleados de la Municipalidad difícilmente sea el resultado de un organigrama que haya determinado que hace falta tanta cantidad de empleados para cada área, sino más bien de una seguidilla de catástrofes en la economía local que la llevaron de tener un 1,2 % de desocupación en 1980 a 20,5% en 1996.

El ejercicio hipotético viene a cuento del anuncio del presidente Mauricio Macri de reducir los cargos políticos del Estado.

Porque la contratación de empleados en el Estado fue la mejor alternativa que encontraron sus dirigentes para reinventar a esta  ciudad, que supo ser la capital económica de la Mesopotamia, según dicen.

Con una población de algo más de 110 mil habitantes, Concordia inició en 1982 un derrotero de decadencia que la privó de más de 6 mil empleos directos que nunca recuperó. Ese año terminó de cerrar el frigorífico Cap Yuquerí y unos 2.500 obreros quedaron sin empleo directo y decayeron un sinnúmero de actividades conexas.

Menos de una década después y sin un atisbo de recuperación comenzó la sangría de empleados del Ferrocarril Urquiza y otros 2.500 concordienses quedaron sin empleo.

Contemporáneamente, el gigante Pindapoy se despedía y otros 1.200 empleados directos en Concordia, de los 4.000 que llegó a tener la firma en distintos lugares, perdían su fuente laboral.

Paradójicamente, entre 1990 y 2001, se registró el mayor crecimiento poblacional en Concordia, contrariando la creencia de que en la década del 70 con la construcción de la represa de Salto Grande esta ciudad se llenó de gente de otros lados. Entre 1970 y 1980 la población pasó de 110 mil a 123 mil (+11%), de 1980 a 1991 pasó a 138 mil (+12%), en 2001, 157 mil (+14%) y en 2010, 170 mil (+8%) (Cifras del Departamento).

 

CRECIMIENTO

 

Una teoría económica (mal llamada Ley de Okum, porque es sólo una teoría empírica) dice que para conseguir disminuir el desempleo es necesario crecer dos puntos porcentuales por cada punto de desempleo que se quiera reducir. Pero acá tenemos otro problema: ni siquiera conocemos cuál es el producto geográfico de Concordia. Pero a grandes rasgos, se sabe que la única manera de generar empleo genuino es a través de la inversión productiva y que cuanto mayor es el peso del Estado más grande es la carga sobre el sector privado y más difícil de iniciar el círculo virtuoso de inversión – empleo.

En Concordia, el gesto de achicar el gasto político del Estado difícilmente tenga efectos positivos sobre la ecuación final del empleo. Hasta tanto no se encuentren las soluciones de fondo que lleven crecimiento genuino al sector privado para la generación de empleo, seguirá siendo maquillaje.

Sin dudas que hay aspectos en los que se puede corregir la contratación de amigos o parientes en el Estado, para aportar a la transparencia. Pero en una economía quebrada como la de Concordia, el gesto elogiable en lo político, en lo económico es ineficaz e insuficiente.

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