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Horacio Rodríguez Larreta: “Nunca me pondría de acuerdo con los extremos populistas”

El Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires expuso su plan económico y político ante representantes de la industria, el campo y el comercio, en un almuerzo organizado por el Consejo Interamericano de Comercio y Producción

Larreta habló frente al denominado «círculo rojo»

En un nuevo test frente al denominado “círculo rojo”, el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, presentó hoy los ejes centrales de su plan económico y político para 2023 ante las autoridades de las principales cámaras de la industria, la construcción, el campo, la bolsa y el comercio. Dijo que la situación del país es “muy difícil”, volvió a reclamar “consensos” y marcó los límites de futuras alianzas. “Nunca me pondría de acuerdo con los extremos populistas”, advirtió.

Larreta dedicó un capítulo de su discurso a “la integración de los excluidos”. Pidió un “replanteo integral de la política social” y afirmó: “Los planes tienen que ser directos, sin organizaciones sociales que actúan como intermediarios y que en muchos casos buscan sacarle rédito político a la pobreza”. Reclamó además que los planes sean “temporales” y tengan “una contraprestación”.

Después de su discurso, los empresarios le hicieron preguntas. “Bajar impuestos sin equilibrio fiscal es pan para hoy y hambre para esta noche”, fue una de sus respuestas. También contestó, en alusión a Mauricio Macri: “No voy a dejar competir [en las PASO] porque otro compita”.

En cuanto a su proyecto a largo plazo, Larreta dijo: “Sueño con que en el 2050 seamos un país integrado al mundo y federal”. Y una vez más insistió en su idea de que hoy “lo disruptivo” es buscar consensos. “Basta de gobiernos nacionales que apuestan a la división”, afirmó el jefe de gobierno.

Tras protagonizar la semana pasada un intenso raid mediático, en el que comenzó a arrojar definiciones más nítidas sobre su proyecto presidencial, Larreta se probó el traje de presidenciable ante la cúpula del Consejo Interamericano de Comercio y Producción (CICyP), en el Alvear Icon Hotel, en Puerto Madero. Fue el cierre de una serie de encuentros públicos y privados que mantuvo el jefe porteño con referentes del establishment para “explicar su visión de país”.

Larreta llegó al evento escoltado por el secretario general y de Relaciones Internacionales, Fernando Straface, por el ministro de Gobierno porteño, Jorge Macri, quien aspira a pelear por la Ciudad en las próximas elecciones, y por la exdiputada Carmen Polledo. También lo acompañó una comitiva de asesores de la Ciudad.

A lo largo de su discurso, el jefe de gobierno reforzó el llamado a la unidad de Juntos por el Cambio e insistió en que se necesita un “consenso amplio” no solo para ganar las elecciones de 2023, sino para “gobernar”.

“Todos los días tenemos que consolidar la unidad de Juntos por el Cambio, ampliarnos y mantenernos en el centro, alejados de los extremos”, dijo.

A su vez, intentó generar expectativa y vender futuro frente a los empresarios. Presentó lo que en su entorno llaman las “postales de una Argentina posible” para las próximas décadas -si se encaran cambios en la economía-. “Es difícil, pero no tengamos miedo. Se puede”, dijo Larreta.

En plena reconfiguración de liderazgos en la oposición y frente al resurgimiento de Mauricio Macri en el seno de Pro, el alcalde porteño busca afianzar sus lazos con los integrantes del establishment y exhibir musculatura para pelear por la sucesión de Alberto Fernández. De manera gradual, Larreta abandonó el rol de gestor municipal -su principal activo en las encuestas- y comienza a reposicionarse en el tablero político para no perder terreno frente a Patricia Bullrich, su principal contrincante en la interna de Pro, y no volver a quedar bajo la sombra de Macri, quien mantiene la incógnita sobre su futuro (decidirá en marzo o abril si compite o no, dicen en su entorno), pero juega a fondo para acumular poder y condicionar a sus herederos políticos en la discusión sobre la identidad de Juntos por el Cambio y el programa económico.

Desde hace meses, Larreta escucha los reclamos de sus socios más cercanos para que asuma un mayor protagonismo en la escena pública. Le recriminan, sobre todo, que se haya replegado en la gestión porteña después de haber apostado fuerte en las legislativas pasadas para imponer a Diego Santilli y María Eugenia Vidal como cabezas de lista en la provincia y la ciudad de Buenos Aires. Atento a esos cuestionamientos y los resquemores que afloraron en el “círculo rojo” por su perfil moderado, Larreta ajustó su estrategia para posicionarse en la “maratón” presidencial y comenzó a detallar el plan con el que busca desembarcar en la Casa Rosada.

En el Foro Llao Llao, en Bariloche, envió la primera señal. En una cena ante importantes empresarios, advirtió que no hay chances de que se baje de la contienda presidencial, incluso si Macri decidiera volver a competir. “No creo que nadie especule con que no voy a competir”, avisó.

CICyP

Días después, en la cena de la Fundación Libertad, un territorio donde jugó de visitante, Larreta explicó ante Macri y Bullrich su plan para armar un gobierno con el 70% de base de sustentación -solo excluye al kirchnerismo y a Sergio Massa-. Tanto el expresidente como la titular de Pro rechazan la apuesta del alcalde por la moderación, ya que consideran que un acuerdo “corporativo” impedirá hacer reformas de fondo.

En su raid mediático de la semana pasada, Larreta insistió en que cree en los acuerdos y que el próximo gobierno necesitará conseguir un “consenso amplio” para encarar transformaciones en la economía. Convencido de que la elección presidencial se gana en el “medio” y no en los extremos, Larreta busca blindar la unidad de Juntos por el Cambio -preserva el vínculo con la UCR y la CC, pese a las tensiones con Macri por la irrupción de Milei o la esencia de la coalición opositora- y mostrar que el espacio llegará a la contienda presidencial con un “plan integral”.

Consciente de que el establishment demanda precisiones de su programa económico -lo diseña el exministro de Hacienda Hernán Lacunza dentro de la órbita de la Fundación Pensar-, Larreta habla de un shock para frenar la inflación y anticipa un paquete de reformas -laboral y previsional-, pero repite que no se puede aventurar el escenario económico que enfrentará el país en 2023. “No va a tener 100 días, sino 100 horas para dar señales claras y contundentes que muestren cuál va a ser su impronta y el rumbo del país”, remarcó en el Foro Llao Llao.

Sin punto de partida

Ante la consulta de los empresarios, Larreta repite como un mantra que no sabe cuál será el punto de partida de la próxima administración, por la incertidumbre económica.

Para el larretismo, la Argentina debe probar “algo distinto”, después de “80 años de antinomia”. “El próximo gobierno tiene la responsabilidad de generar un consenso amplio y sostenible para apoyar un modelo de desarrollo que nos permita crecer y progresar durante varios mandatos, incluso con alternancia de signos políticos”, subraya Straface.

Lanzado en la disputa por la Presidencia, el jefe de gobierno llevó ese mismo mensaje –que repitió en sus exposiciones ante la Amcham y la Asociación Empresaria Argentina- ante la cúpula del CICyP.

La comisión directiva del CICyP está conformada por Daniel Funes de Rioja, titular de la Unión Industrial Argentina (UIA); Adelmo Gabbi (Bolsa de Comercio); Eduardo Eurnekian (Cámara Argentina de Comercio y Servicios); Nicolás Franco Pino (Sociedad Rural Argentina); Jorge Brito (Banco Macro); Martín Cabrales (Cabrales); y Bettina Bulgheroni (Samconsult), entre otros.

Una de las principales inquietudes que le transmiten los empresarios a Larreta es si definió con qué economista trabajaría en caso de llegar a la Casa Rosada. El alcalde, que suele poner como referencia a Lacunza, avisa que habla con todos. Con Carlos Melconian, quien teje un programa bajo el ala de la Fundación Mediterránea, pero también con Luis Caputo y Martín Redrado.

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