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La Variante Ómicron o la materialización de la indiferencia por el otro

Por Emiliano Damonte Taborda

El 26 de agosto de este año, mientras las campañas de vacunación en “nuestro mundo” avanzaban a paso firme llevándonos hacia la tan esperada y buscada inmunidad de rebaño, la OMS advirtió acerca del tremendo atraso de la vacunación en el continente Africano, a esa fecha había completado el esquema de vacunación solo el 2,5 por ciento de la población. La indiferencia del mundo por Africa, vuelve como un boomerang en forma de variantes virales.  

En agosto la vacunación en Africa había alcanzado solo al 2,5 por ciento de los 1400 millones de habitantes del continente.

A mediados de este año, la tercera ola de contagios de Coronavirus arreciaba sobre el continente Africano, mientras las campañas de vacunación avanzaban de manera lenta y dispar. La OMS hizo un anuncio tibio, que tuvo un eco limitado. Sudáfrica, Nigeria, Marruecos y Egipto se parecen tanto como por ejemplo, Polonia, Colombia, Vietnam y Chipre, sin embargo forman parte del mismo continente. En esos cuatro países la vacunación avanzaba de manera más efectiva que en el resto de Africa, y con eso nos quedamos. La ausencia total de datos sobre la vacunación en otros lugares del continente pareció importarle poco a la opinión pública, a los gobiernos y a las organizaciones que hubieran podido hacer algo al respecto. Importó poco porque Africa queda lejos y está aislada, tal vez mucho más aislada económica y culturalmente que geográficamente, pero aislada al fin. Entonces, mientras todos nos íbamos tranquilizando gracias a la velocidad que había mostrado la humanidad para encontrar una solución a un problema global, simplemente hicimos con Africa lo que venimos haciendo hace al menos 3 siglos. Hacer de cuenta que no existe (salvo para expotar sus inmensas riquezas naturales).

Las variantes virales se generan por la reproducción continua del virus. Millones de reproducciones, terminan generando alguna mutación genética que sobrevive y se demuestra más eficaz que la anterior para imponerse. Es el camino de la evolución, el mismo que nos ha colocado como especie predominante en el planeta en el que vivimos. Todo lo que nos rodea y tiene ADN, ha llegado hasta aquí siguiendo ese camino.

Entonces dejando libre al virus en Africa, mientras nos preocupábamos por cuidar nuestro propio rancho, le dejamos una oportunidad extraordinaria de evolución que puntualmente parece haber utilizado. Todo aquí.

Si algo ha hecho el Covid-19, ha sido dejar expuestas y utilizar todas las fallas de nuestro sistema de cosas que podían servirle para su replicación. De todas estas fallas, ninguna ha sido de mayor utilidad que la indiferencia por el prójimo y la percepción desdibujada que el Homo Sapiens parece tener al respecto. Nos llenamos la boca durante dos años hablando de como habíamos aprendido que era imposible salvarse solos, imponiendo sobre miles de millones de personas, restricciones severísimas sobre sus comportamientos habituales, remarcando continuamente que esta era una crisis de la que se salía pensando en “el otro”. Y mientras tanto, nos olvidamos de Africa… bueno, tampoco nos olvidamos, en realidad nunca la consideramos como parte de nuestro mundo. El mismo mecanismo que hace que nos genere empatía un atentado en Paris y una total indiferencia una matanza en Gabón (tuve que googlear para saber dónde se encontraba), hizo que todo el mundo deje de lado lo que pasaba con el Covid-19 en tierras africanas.

Hoy mismo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que la nueva variante Ómicron del coronavirus presenta «un riesgo muy elevado» para el mundo y subrayó que hay todavía muchas incógnitas, especialmente sobre el peligro real que representa. Y continúa diciendo en un documento técnico en el que también da consejos a las autoridades para intentar frenar su avance, el organismo indicó que «hasta el momento no se ha registrado ninguna muerte asociada a la variante Ómicron».

«Dadas las mutaciones que podrían conferirle la capacidad de escapar a una respuesta inmunitaria, y darle una ventaja en términos de transmisibilidad, la probabilidad de que Ómicron se extienda a nivel mundial es elevada», indicó la organización, mientras se amplía la lista de países donde la variante ha sido detectada tras los primeros casos producidos en África austral este mes de noviembre.

Leí todas las noticias al respecto en los portales de noticias que repaso diariamente por mi trabajo, pero en ninguno de ellos, leí acerca de la indiferencia. El problema no es el Covid-19 muchachos, el problema es que hay algo en notros que nos impide pensar en “el otro”, y no entendemos que “vacunar a todos” quiere decir, “vacunar a todos”. Se nos escapó un continente con 1400 millones de habitantes, cuyo extremo norte está a escasos kilómetros del sur de Europa, esto es como tener un “extractor de aire arriba de una fogata”

El problema que tenemos no es el Covid-19, saquémonos esta idea de la cabeza. El problema somos nosotros, algo no funciona nada bien en nuestra estructura. Nuestros Gobiernos, la OMS, la ONU, la OEA, OSECAC, CONAPROLE,  y la mar en coche, no fueron capaces de prever que si no se vacunaba en Africa, ésta iba a terminar transformándose en una fábrica de variantes de Covid-19.

Yo sigo pensando, que a un altísimo precio, pero todavía la humanidad puede aprender algo de todo esto. Ojalá no sea solo una ilusión. Ojalá nos demos cuenta de que la verdadera pandemia es la de “indiferencia e ignorancia”

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