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La mayor avícola del país cierra planta en C.del Uruguay y traslada a 300 operarios

Desde el 1° de diciembre Granja Tres Arroyos deja de operar una de sus plantas en Entre Ríos, en medio de sueldos adeudados y rumores de venta a capitales extranjeros la firma Granja Tres Arroyos

 

Granja Tres Arroyos, la mayor avícola de la Argentina, confirmó que desde el lunes 1° de diciembre cerrará de forma definitiva la planta de Becar, ubicada en Concepción del Uruguay, en la provincia de Entre Ríos. Allí trabajan cerca de 300 empleados que serán derivados a otra planta del grupo, La China, aunque ese establecimiento también viene operando con dificultades.

La decisión de cerrar Becar es parte de un proceso de ajuste que se aceleró durante todo el 2025. La compañía todavía adeuda la mayor parte de los salarios de octubre y existe preocupación con respecto a los haberes de noviembre. En este contexto, crecieron los retiros voluntarios entre los trabajadores, fórmula que la empresa viene usando como método de reducción de personal.

El Sindicato de la Carne confirmó que los empleados serán trasladados a La China, donde se armarán dos nuevos grupos de trabajo. Sin embargo, ese establecimiento paralizó su producción días atrás por reclamos salariales y actualmente funciona al 50% de su capacidad. Allí también hubo retiros voluntarios: “La planta tiene 400 trabajadores menos desde que empezó el ajuste”, sostuvo Miguel Ángel Klenner, del Sindicato de Trabajadores de la Alimentación.

A la crisis operativa se suma la financiera. La empresa terminó de pagar los aguinaldos recién hace semanas y solo cubrió el 20% de la mayoría de los sueldos de octubre. Advierten que, si no aparecen respuestas, el conflicto podría escalar a otras plantas del grupo, donde también se registran atrasos en los pagos.

Mientras tanto, crece la versión de que Granja Tres Arroyos estaría negociando su venta a capitales estadounidenses. El nombre que suena con más fuerza es Tyson Foods, compañía que controla el 34% de la firma desde 2022. Según fuentes del sector, un traspaso implicaría modernización industrial y nuevas inversiones, pero también un probable recorte de puestos laborales.

La situación en la empresa refuerza el clima de incertidumbre entre los trabajadores de la industria avícola y alimentaria de la región, donde la producción se sostiene entre atrasos salariales, conflictos gremiales y versiones sobre la llegada de nuevos dueños.

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