Doce médicos que están completando su especialidad en tocoginecología fueron despedidos del Hospital San Roque, según denunciaron ellos en una carta enviada a El Diario. La situación se torna más preocupante aún debido a que los residentes denuncian, además, que con el aval de las altas esferas del Ministerio de Salud de la provincia, el cupo para residentes en el hospital materno infantil de Paraná se llenaría con egresados de la Universidad Adventista del Plata, de Villa Libertador General San Martín.
El punto es que estos 12 profesionales que firman la nota dicen puntualmente que el Estado provincial, representado por el ministro de Salud, Ariel de la Rosa, avanza en convenio con la universidad privada sin completar el compromiso que habían adquirido con estos residentes, algunos de los cuales están en tercer año de práctica y formación profesional.
“Se echaron a 12 médicos residentes sin más trámites que una nota”, denuncian los profesionales. Los firmantes califican de “insólita” e “irresponsable” la actitud “de una jefa de servicio en el hospital materno infantil San Roque”, que –según el relato contado a ese medio– “se habría enojado porque internaron a una paciente embarazada de la vecina provincia de Santa Fe, sin cobertura médica, con una patología de su bebé: gastrosquisis, para realizarle una técnica llamada de simil exit que no se realiza en la vecina provincia”.
Más allá de la nota enviada a esta dirección sin personalizar en ninguno de ellos para que sea un reclamo grupal, según expresaron, los residentes explicaron que la decisión de atender un caso de otra provincia habría molestado a algunos profesionales del nosocomio. No obstante lo cual, con el aval de la jefa de guardia, se internó a la paciente embarazada para practicarle una cirugía al bebé.
Es un caso complejo que requiere atención especializada, y que el San Roque está en condiciones de garantizarlo. Y así fue. El punto es que, según la denuncia de los residentes, el caso abrió una discusión entre profesionales y en el medio quedaron los médicos que se están especializando.
La jefa de residentes, Graciela Degani, estuvo a favor de practicar la operación y, según dicen los residentes, no así la jefa de servicio, Liliana García de Rosenbrock. No obstante, los denunciantes hablan de otro tipo de recelos profesionales e internas en las que ellos terminaron pagando los platos rotos.
La misma fuente afirma que el director del hospital materno-infantil, Walter Luchetti, estuvo a favor de recibir a la paciente santafesina y hasta expresó su “orgullo de que se pueda dar un servicio especializado a personas de otras provincias”.