Un estudio de la Universidad de San Andrés deja como conclusión un creciente rechazo de la sociedad por la política o lo «politizado».
Breve análisis de Emiliano Damonte Taborda

Según un estudio reciente de la Universidad de San Andrés, actores sociales como «Científicos», «Pymes» o «El Campo», percibidos como ajenos a la política o poco politizados, tienen una valoración positiva, mientras que otros como «la Iglesia», «Sindicatos», «Congreso», «Kirchnerismo», «Pro» o «Jueces», altamente politizados, tienen una bajísima valoración.
En esto no hay demasiada sorpresa. Lo que evidencia este trabajo de la Universidad de San Andrés es lo que más o menos la diaria y la lectura de la realidad cotidiana nos estampa en la cara a cada momento: el cansancio de la gente con todo lo que esté politizado. Sin embargo creo que es necesario hacer un paso más y buscar entender qué es lo que genera este descontento. El sistema en el que vivimos está cada vez más lejos de las necesidades reales y de los tiempos de la gente.
Política es hoy, en el mejor de los casos, sinónimo de ineficaz.
Político es ineficaz. Es por eso que el tema “inflación”, por citar un ejemplo, exaspera a los políticos y los embarca en una guerra de declaraciones cruzadas, contradictorias e interminables. La inflación es el símbolo de la incapacidad del sistema político para resolver nuestros problemas. No me refiero a la posibilidad real de resolverlos, sino a la percepción que de esto tenemos. Macri declaró antes de ser elegido, que no había nada más fácil que controlar la inflación y terminó muriendo atropellado por ella; el Gobierno de Alberto Fernández no para de hacer papelones al respecto. Conclusión: estos tipos no pueden resolver nuestros problemas.
Político es también sinónimo de corrupto, lento, falaz, ventajero, dañino. Es por esto que la imagen decae y la confianza en la clase política se va licuando.
Gestión, casi un antónimo de política.
De nuevo aclaro que me refiero al valor que los ciudadanos de a pie le damos a las palabras. Hoy el uso cada vez más difundido de la palabra “gestión” se debe a que esta es percibida como lo opuesto a político. La palabra “gestión” es percibida como sinónimo de resolutivo, concreto, directo, comprensible, útil. Por eso muchas veces escuchamos hablar de “más gestión y menos política”, como si fueran términos opuestos por su significado.
Conclusión
Creo que por aquí anda el asunto. La clase política está siendo juzgada, con más claridad que nunca, por su capacidad de dar respuesta, eficaz, rápida y transparente a los problemas reales de la gente. Como nunca antes, los individuos tienen hoy la posibilidad de ver en tiempo real y medir muchas veces de manera muy concreta, la eficacia de las medidas que toman (siempre que las tomen), quienes tienen la responsabilidad de decidir y actuar sobre los problemas reales de la sociedad. Por eso hoy el relato pierde espacio.
El que sea capaz de ver esto, y tenga la habilidad de cambiar sus paradigmas en consecuencia, ganará de entrada varios metros en la carrera por la recuperación de la confianza de la gente.