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A 12 años del homicidio de Alejandro Comas, la causa fue elevada a juicio

Al joven del barrio Anacleto Medina lo mataron con 52 puñaladas el 14 de junio de 2003, presuntamente en un rito umbanda. Rafael Albornoz será juzgado por el crimen.

La esperanza de hacer justicia por el asesinato de Alejandro Comas se apagaba cada día en la familia del barrio Anacleto Medina Sur de Paraná. Pero sobre el filo de la prescripción de la causa, la fiscal Viviana Ferreyra, quien tomó hace poco las riendas de la investigación, desempolvó el expediente y requirió la elevación a juicio. Ahora, se espera que el tribunal fije una fecha para el debate, donde se buscará esclarecer la responsabilidad de Rafael Albornoz, un hombre que fue visto por testigos junto a la víctima aquella madrugada del 14 de junio de 2003. Se espera que la memoria de quienes deberán declarar en el juicio no esté desgastada por el paso del tiempo, y que el miedo tampoco impida llegar a la verdad. Ayer por la mañana, como los mediados de junio de cada año, Ramona se sentó en la puerta de Tribunales junto a su hija, su nieta e integrantes de la Asociación Vidaer, para mantener vivo el reclamo por el crimen de su hijo. “Nadie se merece lo que le hicieron a Alejandro”, dijo.

El juicio no será “un trámite” por muchas cosas, pero sobre todo por el trasfondo oscuro que tuvo el asesinato. Alejandro se había metido en un grupo que practicaba la religión umbanda, y su sangre sería la ofrenda de un integrante de la secta en cumplimiento de una promesa. También se sospecha de una venganza por una relación sentimental. Albornoz sería el único identificado por testigos que se atrevieron a declarar, de varios que participaron del rito en el que le asestaron más de 50 puñaladas al joven. El lugar, según creen algunos, fue una vivienda del barrio Mosconi. Luego habrían cargado el cuerpo en un carro y lo arrojaron en la zona de bañados de calle 1º de Mayo al final, detrás del barrio Paraná XVI. El cadáver fue encontrado por unos vecinos, desnudo, junto a un cuchillo y su documento, pero no tenía una gota de sangre, como si lo hubiesen limpiado antes de abandonarlo. A muchos de los nombrados en la causa, como Albornoz, una tal Sandra, el pai umbanda Pérez, la vecina y amiga de Alejandro Lupe, la familia Comas se los cruzan cada tanto en la calle o en la iglesia, algunos agachan la cabeza o evaden las miradas. Pero ahora todos ellos podrían ser citados a declarar en el juicio frente a un tribunal y bajo juramento. En sus conciencias y las de otros testigos estará la posibilidad de develar lo que pasó y ayudar a que una madre, un padre y hermanos comiencen a transitar el duelo, a cerrar una herida que fue más abierta por tanto tiempo de impunidad.

LA DECISIÓN MÁS ESPERADA

La fiscal Viviana Ferreyra informó a UNO que tras analizar las pruebas de la causa, presentó hace pocos días la requisitoria de elevación de la causa a juicio; el juez de Transición Mauricio Mayer hizo lugar al pedido y la pasó al Tribunal de Juicios y Apelaciones, que deberá ahora continuar con los pasos procesales correspondientes para realizar el debate.  El estado de sospecha es suficiente para que una persona sea sometida a un juicio oral y público, donde se deberá encontrar certeza sobre su responsabilidad para condenarlo, o de lo contrario dictar el sobreseimiento. Es cierto que las pruebas por ahora no son determinantes y contundentes respecto de la participación de Albornoz en el homicidio, pero nunca se sabe qué puede surgir en un debate. Por lo menos, la familia de Alejandro Comas merece esta instancia para ver y escuchar hasta dónde la Justicia pudo llegar. La demora en llegar a esta instancia, según la familia Comas, se debió a la falta de medidas por parte de quienes tuvieron en sus manos la causa desde sus inicios: “Desde el primer juez que quedó en la causa hasta el último, nadie hizo nada, nunca se hicieron pericias de nada, así como entró quedó todo. Al principio de la investigación hubo una persona que estuvo involucrada, de apellido Albornoz, que después lo dejaron libre. Hubo un testigo de apellido Núñez,  que el juez lo andaba buscando y supuestamente falleció y así quedó todo, sin ningún preso”, dijo a UNO María Eugenia Comas, hermana de Alejandro, ayer por la mañana frente a Tribunales.

El camino a la muerte Alejandro Comas apareció muerto en los bañados de la zona oeste de Paraná el sábado 14 de junio a la siesta. Según la autopsia, la muerte se produjo entre las 5 y las 7. Una de las claves del juicio será establecer el recorrido que hizo desde que salió de su casa del barrio Anacleto Medina Sur, en la noche del día anterior. Una versión -descartada por inverosímil- señaló que la víctima estaba con un muchacho, ambos fueron asaltados por un sujeto que los llevó hasta el club San Miguel, donde lo apuñaló. Otra hipótesis desarrollada por la familia Comas es que primero fue a la casa de una amiga, y luego lo llevaron engañado a una vivienda del barrio Mosconi, donde lo mataron. Albornoz habría sido visto junto a Alejandro en el recorrido hacia su muerte.

 

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