Redes de Noticias

Ante la bajante del río los evacuados apuran el regreso a casa

Con el visto bueno de Defensa Civil que ya dio tácitamente por superada la inundación “número no sé cuanto”, parafraseando al cantante Piero, los evacuados con casas por encima de la cota 14 apuraban ayer el regreso a casa por lo menos en lo referente a la limpieza y desinfección de las viviendas. Mientras los centros de evacuados siguen habilitados en escuelas y edificios públicos, una parte de los desplazados por la creciente del río Uruguay, inició el proceso de vuelta a casa después de la peor inundación que sufrió Concordia en 56 años.

Concordienses que ya peinan canas sufrieron por primera vez el drama de la evacuación de casas ubicadas a ocho cuadras de la Peatonal de Concordia, como las que están a media cuadra de la escuela Vélez Sarsfield. Estas casas, a las que en algunos casos no les entró el agua pero fueron evacuadas por precaución, fueron las primeras en ser re habitadas aunque en algunos casos todavía no cuentan con suministro eléctrico hasta que la Cooperativa Eléctrica no haga la revisión de rigor.

El barrio Vélez Sarsfield mostraba ayer una actividad incesante de vecinos que con lo que podían trataba de alivianar las huellas de la inundación de sus casas: hidrolavadoras, escobas o cepillos, servían para tratar de sacar el barro de las paredes y de los pisos antes de que se seque del todo.

Sobre calle Catamarca o sobre Colón se apreciaban montañas de residuos, pero también de muebles, artefactos e incluso cajas con fotografías y recuerdos que no pudieron ser salvados de la creciente. Para estas familias, el costo de poner su casa en condiciones todavía es incalculable, como inconmensurable es el dolor de perder objetos que no pueden ser comprados.

Muchos vecinos lo tomaban con la naturalidad de un nuevo volver a empezar, pero otros –especialmente los que tienen más años y que ya pasaron por otras evacuaciones y vueltas a casa- rechazaban la idea de pasar otra vez por la misma situación, con nuevos daños y nuevas pérdidas.

A la vera del arroyo Manzores, por lo menos dos casas prefabricadas (no casillas precarias) sucumbieron al envite de las aguas y quedaron a medio caerse. Sobre calle Ejército Argentino, a media cuadra de avenida Castro, un Renault 12 con el río a menos 14 metros mostraba la mitad de su carrocería todavía bajo el agua, lo que significa que en lo peor de la creciente estuvo más de un metro sumergido.

El operativo recién comienza y a partir del regreso de los ubicados debajo de la cota 14 se verá un nivel de daño mucho mayor en cada vivienda con muchas casas completamente tapadas por el agua. Para los clubes ribereños es un nuevo desafío final, otra herida de muerte, de una larga agonía que se agrava con cada crecida, que le agrega a la inactividad del tiempo que dura la inundación –lapso en el que normalmente no hay ingresos- el costo de volver a poner las instalaciones en condiciones para intentar atraer de nuevo a los socios.

Facebook
Twitter
WhatsApp