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Buenos Aires: se formalizó acuerdo en el PJ y alianza LLA-PRO, la antesala de una elección polarizada

Que las negociaciones hayan llegado a buen puerto para el cierre de alianzas no significa que no se vuelvan a embarrar para la segunda: el cierre de listas, pautado para el 19 de julio.

El primer hito clave en la carrera electoral hacia los comicios bonaerenses desdoblados del 7 de septiembre terminó con una certeza: los principales espacios que se disputarán los votos en las urnas alcanzaron acuerdos y, así, asoma en el horizonte una elección polarizada, entre el peronismo unido y el frente LLA-PRO. Será, al fin y al cabo, una contienda nacionalizada, con resonancias que se trasladarán al 26 de octubre.

No los unió el amor. Los cierres fueron tensos y si hubo coincidencias al final del camino, tras semanas maratónicas de reunionismo, fue porque las negociaciones en espejo llevaban a una tesis similar en ambos bandos. Podría traducirse: si vamos separados y los otros van unidos, no tenemos forma de ganar. Para LLA, la territorialidad del PRO es fundamental para vencer al PJ unido y sacar músculo de cara al segundo periodo de gestión nacional. Para el peronismo, una fusión de los espacios de Javier Milei y Mauricio Macri obligaba a forzar la unidad, aunque doliera, para no caer en el distrito de cabecera y fortín político del justicialismo.

Inclusive, la intención de construir una tercera vía con comando UCR debió ampliar puentes y congregar a distintos sectores para inscribir el frente “Somos Buenos Aires”. Sumó al peronismo del cordobés Juan Schiaretti y a los intendentes díscolos del conurbano, además de sus socios habituales como el GEN, la Coalición Cívica o el Partido Socialista. El riesgo es grande para todos los actores.

No obstante, que las negociaciones hayan llegado a buen puerto para esta escala no significa que no se vuelvan a embarrar para la segunda: el cierre de listas, pautado para el 19 de julio. Un sábado que promete ser de súper acción. Pulseadas y rosca hasta que el cronómetro diga “No va más”.

Karina gana poder

El PRO ya tenía firmado el preacuerdo a inicios de la semana, como anticipó este medio. En rigor, los términos y condiciones se establecieron de modo caballaresco: se batieron a duelo en mayo, en las elecciones porteñas. Allí hubo un pacto no escrito. Si los violetas vencían a los amarillos en su casa matriz, la Ciudad de Buenos Aires, impondrían las reglas del trato. Y así sucedió: el nombre de la alianza firmada el miércoles en el Hotel Libertador (donde los libertarios juegan de local) es La Libertad Avanza y el color de la boleta será violeta. Los amarillos serán invitados al banquete y se sentarán en la mesa, en los lugares que indique Karina Milei.

Hubo asperezas en los encuentros entre el armador de Karina, Sebastián Pareja (titular de LLA en la Provincia), con los hombres del PRO, Cristian Ritondo, Diego Santilli y Guillermo Montenegro. Los tres estuvieron en la firma, al igual que Karina Milei y Martín Menem, presidente y vice de LLA a nivel nacional. Las ausencias comunican: no estuvo Santiago Caputo, quien quedó out para los cierres electorales. Una interna en el Gobierno que persiste y que marginó a la agrupación del asesor Las Fuerzas del Cielo y su brazo digital de los armados proselitistas. Caputo insistía en ampliar acuerdos para sostener la gobernabilidad, una forma de evitar, por caso, el frente abierto con los mandatarios provinciales y que le puede costar otra derrota parlamentaria a Milei.

Si tardó en cerrarse la alianza fue por dos motivos. El primero, el PRO pedía tener un apoderado en el frente, y le fue concedido. El segundo, la resistencia de los intendentes a que Karina Milei les armara la lista en sus municipios para los concejos deliberantes. Este miércoles el PRO lanzó un comunicado señalando que todos los intendentes estaban adentro, una forma de desmentir los rumores de enojo de la tropa municipal que responde al macrismo puro.

Si bien esos intendentes acatan en el plano formal la alianza con LLA, en paralelo mantienen el diálogo con otros sectores, principalmente con el radicalismo, para sondear opciones en el cuarto oscuro. Habrá tijeras y cortes de boleta, aseguran entendidos. Más allá de que se haya hecho correr la versión de que los intendentes mandarán en sus municipios.

Asimismo, como ocurrió en otras provincias, habrá listas libertarias no oficiales, las llamadas “liberblue”. Se anotó en ese sentido el frente Nuevos Aires, con dirigentes ex-LLA y los partidos Renovador Federal y Unión Celeste y Blanco.

Un cierre con desconfianza

El peronismo, por su parte, saldó diferencias este mismo miércoles en La Plata en una nueva cumbre entre Máximo Kirchner, titular del PJ bonaerense, el gobernador Axel Kicillof y el jefe del Frente Renovador, Sergio Massa. Fuerza Patria será el nombre con que los justicialistas irán a las urnas, con un mensaje enfocado en los cierres de pymes, el desempleo, el mal estado de las rutas, la falta de obras nacionales y el desfinanciamiento de Milei a las provincias. Es decir, pese a que el desdoblamiento se pensó en La Plata para discutir temas provinciales, los tópicos serán nacionales.

Fueron días de tensión, de pulseadas. Kicillof también pidió apoderados para evitar sorpresas el 19 por la noche. Es decir, que la lapicera no quedara en manos de Máximo. El equilibrista fue Sergio Massa, que terció en una puja que parecía interminable. El entorno de Kicillof sospechaba que el Instituto Patria los empujaba a la ruptura. Este miércoles fue la primera reunión donde las versiones de todos los campamentos fueron coincidentes: faltan detalles, pero hubo avances. La desconfianza, de todos modos, sigue a la orden del día.

Para despejarla, habrá firmas cruzadas en cada tramo, en las ocho secciones y en los 135 municipios. La Junta Electoral estará conformada por el ministro de Gobierno provincial Carlos Bianco (por Kicillof), el intendente de Malvinas Argentinas Leo Nardini (por el kirchnerismo) y el diputado provincial Rubén Eslaiman (por el Frente Renovador). Los apoderados: por el Frente Renovador, Eduardo Cergnul y Sebastián Galmarini; por el kirchnerismo, Facundo Tignanelli y Patricia Blanco; por el Movimiento Derecho al Futuro (MDF) de Kicillof, Mariano Cascallares y Agustina Vila.

Ahora, llegará el momento de discutir candidaturas, una tarea compleja que quedará en manos de una mesa de seis, dos por cada espacio. El ministro de Gobierno bonaerense, Carlos Bianco, y su par de Infraestructura, Gabriel Katopodis, por el MDF; de los legisladores provinciales Facundo Tignanelli y Emiliano Santalla, por el kirchnerismo; y del director del Banco Provincia Sebastián Galmarini y el diputado bonaerense Rubén Eslaiman por el Frente Renovador.

Empiezan a sonar nombres. El massismo reclama la primera sección, su base de sustento, y postula a Sebastián Galmarini. El MDF propone a la vice Verónica Magario, exintendenta de la La Matanza, por la tercera, como reemplazo de Cristina Kirchner, quien se había postulado para ese lugar antes de que quedara firme la condena por la causa Vialidad. En el kirchnerismo tienen las cartas en la manga y la titularidad del partido. El liderazgo de Cristina en alza tras la condena, que ordenó a la dirigencia en fila, le da prerrogativas a La Cámpora para pedir protagonismo a los suyos. Esa es la disputa que se viene.

Por otra parte, hay peronistas residuales que prefirieron abonar el espacio de centro, con la UCR, la Coalición Cívica. Allí se inscribió el schiarettismo, que apunta a traspasar las fronteras de Córdoba, y jefes municipales de raíces PJ, como Julio Zamora (Tigre) y Fernando Gray (Esteban Echeverría).

Otras opciones que intentan ir por el camino del medio: “Potencia”, con UNIR de María Eugenia Telerico y el MID, o “Es con vos, es con nosotros”, con Encuentro Republicano Federal (liderado a nivel nacional por Miguel Ángel Pichetto) y Unión Popular Federal

En ese mapa, solo la izquierda, por sus eternas discusiones programáticas, no selló la unidad.

 

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