Investigadores del CONICET de Rosario desarrollaron un biosensor, basado en una bacteria modificada, que detecta en tiempo real metales tóxicos en agua corriente, ríos, arroyos o napas. La innovación tecnológica permite indicar la presencia de mercurio, plomo y cadmio en el agua, metales que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), son tres de los diez tóxicos más peligrosos para el hombre y el ecosistema. Además, reacciona frente al oro.
Entre los científicos se encuentra el concordiense Sebastián Cerminatti, quien finalizó sus estudios secundarios en el Bachillerato Humanista. Mediante ingeniería genética, los científicos manipularon a la bacteria Escherichia coli para que, al detectar los metales tóxicos en agua, emita luz fluorescente, explicó a la Agencia CyTA-Leloir la doctora Susana Checa, investigadora del Laboratorio de Transducción de Señales en Bacterias Patógenas del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR).
La sensibilidad del biosensor es tan alta que permite detectar estos metales a niveles de partes por billón (microgramos por litro), cantidades comparables a los niveles máximos de tolerancia en agua de consumo recomendados por la OMS y otros organismos gubernamentales de la Argentina y del exterior.
Sin embargo, no especifica cuál o cuáles de los metales se encuentra en la muestra, por lo cual sería ideal para un primer alerta de contaminación en cursos de agua, sobre todo en regiones alejadas de los grandes centros urbanos. “Posteriormente, esas muestras podrían remitirse a laboratorios especializados para determinar la identidad y cantidad de metales presentes”, explicó Checa, quien también es docente de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas de la Universidad Nacional de Rosario.
A futuro, se podría desarrollar un dispositivo transportable que contenga la bacteria modificada y que evalúe las muestras directamente en el lugar mismo de la extracción. “Nuestra intención es transferir esta tecnología, por eso hemos iniciado algunas conversaciones con grupos interesados”, destacó la investigadora.
ASÍ FUNCIONA
La bacteria genéticamente modificada emite luz fluorescente cuando entra en contacto con metales tóxicos peligrosos para la salud. El desarrollo de los investigadores de Rosario fue patentado por la oficina de Vinculación del CONICET.