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Cruje el escritorio por el peso de la prueba

Emiliano Damonte Taborda

Hoy no se trata de Cristina, no es personal. No se le desea el mal a nadie. Hoy es contra la corrupción que devoró nuestro país durante años de una manera nunca vista antes. Con técnicas de lavado tomadas del narcotráfico, con un descaro obsceno.

Pero no se trata solo de plata, se trata de que para afanar todo eso, hace falta una organización enorme
Pero no se trata solo de plata, se trata de que para afanar todo eso, hace falta una organización enorme

Palabras y palabras finales

Cristina podrá hablar o no durante esta mañana, al final eso no es importante, por eso no me voy a apurar para salir antes de que hable. Si de hablar se trata… mirá que ha hablado. Son las 8.34,  dentro de una hora comienza la audiencia. Te digo que es lo que va a decir.

Va a decir que “el tribunal ya tiene la condena escrita”, que a ella la “absolvió la historia”, y que “a ustedes, los va a condenar la historia”. Va a seguir profundizando el “nosotros” y el “ustedes”, va a hablar de persecución judicial y lawfare y va a negar las dos toneladas de evidencia que el Fiscal Luciani prolijamente puso sobre una mesa que cruje por el peso de la prueba.

Obscenidad

Se la afanaron toda, hoy hay causas en los que están siendo juzgados testaferros de testaferros de los Kirchner. Si, no es un error de tipeo. Están juzgando a un mexicano que lavaba plata para uno que lavaba plata para los Kirchner (Muñoz, secretario del matrimonio Kirchner).

Historias de choferes devenidos millonarios, de cajeros de banco transformados en Capitanes de la construcción en pocos años, de perejiles arrepentidos filmados contando montañas de guita termosellada, de conventos y monjitas entrando bolsones de funcionarios brotados.

El peso de la presentación de Luciani

Cruje el escritorio de los jueces por el peso de la prueba, las patas parecen doblarse, como probablemente las del Fiscal Luciani cuando se encontró de frente a toda esa porquería. Cuantas personas mal atendidas en un hospital, sin cobertura médica, con jubilaciones indignas, cuanta casa sin baño, sin cloaca, sin agua, cuantas PyMEs fundidas, cuanto laburante vulnerado por la inseguridad, cuanto frio pasado, cuanto hambre sufrido, cuanto niño desprotegido, cuanta mujer violentada, cuanto juzgado sordo y tapado de expedientes, y la lista de miserias puede seguir, cuantas de estas cosas se podrían haber aliviado con toda esa guita…

Pero no se trata solo de plata, se trata de que para afanar todo eso, hace falta una organización enorme, que es también una desviación de recursos. Porque en lugar de estar trabajando para mejorarle la vida a la gente, estaban laburando para afanar. Y tanto afanaron que se cebaron, se pasaron de rosca, y Scioli perdió por un pelo de oreja, y había que tapar todo y era difícil hacerlo sin hacer chanchadas.

Por eso no importa lo que diga esa Señora hoy, el trabajo de Luciani ya hizo historia. Empieza a definirse un proceso que será histórico y sobre el que probablemente se harán películas dentro de muchos años, cuando la sociedad haya digerido toda esta porquería y haya entendido cuantos derechos vulnera la corrupción.

Hace 40 años la sociedad civil estaba dividida, algunos creían que el Juicio a las Juntas era imprescindible, otros creían que era innecesario. Hubo enfrentamientos y polémicas. Se escribieron océanos de letras al respecto de uno y otro lado. Hoy, mucho tiempo después, solo una parte marginal de la sociedad (muy pequeña en verdad) se atrevería a objetar ese momento fundacional de la democracia argentina.

Hoy es contra la corrupción

Hoy no se trata de Cristina, no es personal. No se le desea el mal a nadie. Hoy es contra la corrupción que devoró nuestro país durante años de una manera nunca vista antes. Con técnicas de lavado tomadas del narcotráfico, con un descaro obsceno.

Por eso, las palabras finales de la Señora Fernández de Kirchner, no van a agregar o quitar demasiado. Está todo más que dicho.

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