Redes de Noticias

Docentes y padres de la Escuela N° 55 realizaron una asamblea en la calle para reclamar por goteras, humedad y peligro eléctrico

Docentes de la la escuela N° 55 «Justo José de Urquiza» realizaron una asamblea en conjunto con padres de alumnos interrumpiendo el tránsito en calle San Martín al 300 para reclamar por las deficiencias edilicias. Denunciaron que en algunas aulas hay techos húmedos donde se condensan gotas de agua, goteras que se transforman en «canillas» abiertas cuando llueve torrencialmente, cielorrasos que se desploman por el deterioro que genera la humedad, docentes con temor a encender las luces porque «saltan los tapones» y se quedan a oscuras luego de un fin de semana de lluvia.


La asamblea contó con la participación de unas 30 personas, de las que mitad o más era el personal docente y algunos auxiliares. La escuela tiene una matrícula de casi 185 alumnos.

Marisa Ibarrola, madre de un estudiante, sostuvo que desde hace más de un mes se les está solicitando a la Dirección Departamental de Escuelas y al Consejo General de Educación la reforma de la escuela. «Es inhabitable, cuando llueve prácticamente son charcos», expresó. Los alumnos no van los días de lluvia. Pero al día siguiente tampoco puedan acudir ya que las paredes están mojadas.

Aseguran que la humedad genera problemas respiratorios entre los estudiantes y las docentes. «Tienen que sacar licencia, no pueden venir a trabajar», dijo Ibarrola. En tanto, los estudiantes que se enferman dejan de ir a clases y pierden más días de escuela. La mujer se quejaba además de que desde la Dirección Departamental de Escuelas, envían a «apretar» a los directivos para que se trasladen adonde ellos le indican.

Ibarrola sostuvo que nadie se quiere ir de la escuela hasta que no comiencen los trabajos. A los del turno mañana les ofrecieron la escuela secundaria «Erich Poenitz» ubicada a dos cuadras, pero a los de la tarde los envían a la primaria N° 14 «Coronel Navarro», ubicada en San Lorenzo y Villaguay a 2,5 km de distancia.

Sostuvo que hace dos semanas les dijeron que en un mes comenzaba la obra y que ya tenía número de expediente, pero la semana pasada fueron y se encontraron con que no había número de expediente alguno. «Si no, lamentablemente quedamos que es un cuento», acotó.

Una docente recordó que los reclamos por la situación del establecimiento escolar no son nuevos, sino que desde hace años los vienen demandando. La mujer remarcó que las falencias son estructurales y no se resuelven con «parches». «Vienen desde los cimientos», indicó. A su vez, explicó que no se niegan a trasladarse, pero primero quieren ver un número de expediente y obreros trabajando dentro de la escuela. «Ha pasado con otras escuelas que se han trasladado y han tenido que volver porque no comenzó nunca la obra», enfatizó.

Los alumnos no fueron a clases el martes. La escuela cuenta con siete aulas pero hay dos que fueron clausuradas por las filtraciones. Una de las que no se puede utilizar era destinada al primer grado. Quedan cinco aulas, pero son seis grados. La única solución que encontraron fue rotar a los chicos de primer grado por toda la escuela. Un día los de segundo grado se quedan en casa para cederles el aula a los de primero, al otro día tercero hace lo mismo y así sucesivamente.

Además, los chicos no pueden salir al patio interno los días de lluvia debido a que se moja por completo. Al techo corredizo le falta un vidrio rectangular y por allí ingresa agua a raudales. Además, en la escuela creen que las ruedas del domo están oxidadas y por eso ya no corre. A su vez, la manivela que lo corría fue quitada y ya no hay forma de moverlo para que las aulas se sequen más rápido los días soleados. La humedad queda atrapada y las docentes, luego de un fin de semana de lluvia, encienden las luces y «saltan los tapones» y se quedan a oscuras. «Tenemos luz, pero no sabemos, con la humedad, cómo están y el peligro eléctrico que se corre», dijo la directora, Julieta Degani.

En el jardín, la parte más moderna de la escuela, las docentes señalan que se cayeron parcialmente los azulejos de una de las paredes de los baños.

No obstante, la escuela conoció tiempos mejores. En una de las aulas centrales, se había dispuesto una sala de computación. Colocaron canaletas de cable en medio de la habitación para las máquinas y hay un proyector en una de las paredes. Pero, ante la falta de espacio, debieron volver a utilizar esa habitación como un aula de grado.

En el segundo patio interno hay un aljibe, lo que evidencia la existencia de una cisterna, ya que la escuela es una casa antigua. Debajo de ese patio y de un aula lindera hay un sótano que se inunda. La vicedirectora recordó que la semana pasada vinieron con bombas a sacar el agua del sótano y la cisterna.

Pero el agua que se filtra desde el techo se acumulaba nuevamente en el sótano, cuyo piso estaba cubierto por completo. La vicedirectora no se mostró favorable a que se rellenen ambos espacios subterráneos. «Son dos habitaciones enormes», dijo. En lugar de taparlos, quieren sellarlos para que no ingrese agua y restaurarlos. «Hacer un laboratorio, hacer una sala de video. No un aula permanente, sino algo que sea útil y beneficioso para la escuela más que clausurarlos», explicó.

Al terminar la asamblea, la directora indicó que el próximo viernes, a las 12, habrá una suspensión de clases para marchar hasta la Municipalidad. «Los padres quieren que el intendente interceda ante este pedido», dijo.

Además, Degani remarcó que los padres no están dispuestos a moverlos de la escuela hasta que no estén seguros de que las obras están a punto de iniciarse. Luego de la Municipalidad se dirigirán hasta la Departamental de Escuelas. Es que el Director Departamental de Escuelas, Julio Barrios, no suele acudir o se presenta al día siguiente de que se realizan las asambleas de docentes y padres. «No vino nadie. Y están invitados siempre», explicó Degani.

Por lo tanto, serán los padres quienes irán a ver el viernes a Barrios.

Fuente: Diario Junio

Facebook
Twitter
WhatsApp