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El Citrus se manifiesta para advertir sobre “el peligro de la cantidad de mano de obra que se puede llegar a perder”

Los productores citrícolas también se sumarán a la jornada de protesta del viernes. Se concentrarán al mediodía en la rotonda de Chajarí. “Personalmente creo que hay que masificar el reclamo. Juntarse con el resto de las provincias frutícolas para decir acá estamos y esto es lo que nos están haciendo. Que el país sepa lo que está pasando y el peligro de la cantidad de mano de obra que se puede llegar a perder”, manifestó Cecil Taylor, Presidente de la Asociación de Citricultores de Concordia.

La citricultura no escapa a la realidad de otros sectores. “Hoy todas las economías regionales están mal, no sólo la citrícola, la frutícola con la pera y la manzana, la uva, la ciruela; la aceituna. El azúcar. En la provincia, el arroz está en crisis”, resumió Cecil Taylor.

Si bien el dirigente admite que un auxilio económico no resuelve cuestiones de fondo, reprocha la entrega de “subsidios a todo el mundo menos a la citricultura, menos al campo. No es ninguna solución, por eso las quejas. Y pienso que todavía la gente está relativamente tranquila. No ha llegado el momento complicado, que seguramente va a llegar en toda la fruticultura”. Por caso, mencionó las protestas de los productores del Valle de Río Negro. “Seguramente tendremos que hacer lo mismo, sino no te escuchan”.

Piensa que las movilizaciones en Chajarí deberían trascender la región. “Me parece que tenemos que hacernos conocer en los medios, que el país sepa lo que está pasando y el peligro de la cantidad de mano de obra que se puede llegar a perder”.

En esa línea, comentó que en la zona se empleaban alrededor de 45 mil personas. «Este año los galpones de empaque están trabajando a menos de la mitad de su capacidad. Es mano de obra que no se está ocupando”.

La imposibilidad de exportar sumado a los bajos precios se traduce en una disminución de ingresos. “En Villa del Rosario, Federación o Chajarí se está sintiendo mucho más que en Concordia”, pero “se va a sentir”, estimó.

Taylor explicó que los productores afrontan un desfinanciamiento crónico. Con costos por encima de los precios de mercado, la actividad se tornó inviable. El kilo de fruta se paga de 30 a 50 centavos en planta con un costo de producción que para la mayoría es de $1,10 o 1,20. “Hasta ahora más o menos les alcanzó para vivir, juntan plata para sus necesidades mensuales. Dentro de 60 días tenemos que empezar con los programas fitosanitarios: abonos, productos químicos de todo tipo. Es todo muy caro. El año pasado el costo por hectárea para una quinta medianamente buena era de 33 mil pesos”, graficó. Según sus cálculos un productor con 30 hectáreas necesita $1.300.000 para el periodo que abarca desde fines de agosto hasta marzo.

TRABAS POLÍTICAS

El dirigente no vislumbra posibilidad alguna de apertura del mercado externo, al menos en el corto plazo. “Hay muchas trabas políticas”, señaló al tiempo que contó serie de episodios que sugieren una cadena de desaciertos.

“Con algunos dirigentes sudafricanos armamos hace 10 o 12 años un grupo de intercambio de información de todos los países citrícolas del hemisferio sur para tratar en conjunto los problemas fitosanitarios que se presentaban en Europa. De esa forma, yendo en bloque era mucho más difícil decirnos que no. Fuimos consiguiendo pequeños logros, hasta que un buen día, después de dos o tres años de la formación del grupo, nos encontramos con que para ingresar la fruta a Europa” aplicaban “un impuesto del 12%”.

Sudáfrica discutió y firmó un convenio de reducción de un punto anual. “Vencieron los doce años y desde el año pasado están en cero”. Junto con el país africano ingresaron otros países. “Para lograrlo se hicieron 24 reuniones en Bruselas -centro neurálgico de la Comunidad Económica Europea- con la participación de representantes de todos los países citrícolas del hemisferio sur. De las 24 reuniones, Argentina fue a dos y a cada una de esas reuniones fueron personas distintas”, graficó.

Los funcionarios de otros países creyeron que a la Argentina “no le interesaba o no tenía problemas con su producción”. Como resultado, “los exportadores se encontraron este año con un recargo en el impuesto que de 12% lo subieron a 16”. Lo llamativo es que recién se enteraron el año pasado.

“Exactamente lo mismo pasó con Brasil. Las presidentes Dilma Rousseff y Cristina Kirchner anunciaron dos veces la apertura del mercado brasilero para el cítrico del litoral argentino”. Sin embargo, funcionarios de la Cancillería y del Ministerio de Agricultura “nunca fueron a Brasil para terminar de firmar la letra chica de los convenios. No fueron nunca a una reunión. Entonces estamos afuera también. Gradualmente estamos quedando fuera del mundo. Fuimos invitados por Estados Unidos dos veces este año y a último momento nos hicieron bajar las reuniones”, ilustró.

Pronostica, por último, un futuro complicado. Para recuperar mercados “primero tenés que tener plata para dar facilidades a los productores con intereses acordes; pero plata no hay y los intereses son altos. Es el mundo al revés. Para mí, Argentina es un país productor, no industrial. En este momento se cree es un gran país industrial y el productor queda a un lado. Recomponer la parte productiva llevará más de un año”.

 

 

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