Desde hace algunos años hemos venido sosteniendo que el último remanso de decencia institucional en este país se encontraba, debido a las características que la constituyen, en la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Fue la Corte que hoy preside Horacio Rosatti la que, hasta ahora, puso freno al desesperado intento de la política de ponerle un collar al poder Judicial y manejarlo. Pueda la República mantener al Juez Lijo lejos de la Corte, y sacar a la Justicia del rol de plato principal de la Política en su orgía de descomposición.
La Corte como herramienta última de una política impotente
Para Gobiernos que se han encontrado con una creciente fragmentación parlamentaria, acompañada de una patológica y mezquina incapacidad de encontrar acuerdos, la Corte Suprema, último puerto de toda iniciativa termina siendo estratégica.
Milei parece no escapar a esta lógica, es más, su pasmosa debilidad en el Parlamento acentúa su necesidad de tener una Corte Suprema vasalla y con los “inmanejables” rodeados y divididos. Si poner a Lijo es poner un pie adentro de la Corte Suprema, ampliar su número se convierte en una gran oportunidad de licuar el poder de los jueces y abre un negocio interesante: el loteo de la Corte Suprema. Muchos jueces moralmente débiles que pueden ser manejados a voluntad por sus padrinos políticos. Que cada uno se compre el que pueda!
La triste lección de Venezuela
En días en que la Corte Suprema de la DIctadura de Maduro expidió una orden de captura para el legítimo ganador de las elecciones venezolanas, vemos a largo andar, como en un futuro distópico, las consecuencias de limpiarse el trasero con la institucionalidad y desarmar a la Justicia. Deberían corrernos escalofríos ante la generosa muestra que nos ofrece Venezuela.
Milei no la vió
La movida de Milei para poner a Lijo en la Corte terminó abriendo una discusión sobre el número de integrantes. El Kirchnerismo ahora dice: Ok, pero yo no discuto nombres si no abrimos el abanico y discutimos números. Y de a poco comienza a generarse una discusión que lo que termina buscando en realidad es una licuación del poder del Presidente de la Corte Suprema y una lotización del Supremo Tribunal de la Nación.
Esperanza en la fragmentación política
De todas las cosas que están pasando en el país en estos días, esta es sin dudas la más dramática y peligrosa. Aquí la misma característica que ha hecho que la política ponga sus ojos desesperadamente en el control de la Justicia, podría ser de ayuda. Pueda la tremenda fragmentación del poder que reina en este país, mantener a la Corte Suprema a salvo del embate que está sufriendo y lograr que el Senado no se ponga de acuerdo. Porque de otro modo, estaremos ante una movida que dará por tierra con gran parte de las posibilidades que tiene la Argentina de salir del pozo de miseria en el que se encuentra. Pueda la República mantener al Juez Lijo lejos de la Corte, y sacar a la Justicia del rol de plato principal de la Política en su orgía de descomposición.
Salutación
Incomodidad, espíritu crítico, acidez estomacal, que se les rompa el sillón, el banquito o la reposera, les auguro dolor de ancas e inflamación del ciático para que no se queden tranquilamente sentados en los miedos del pasado, los relatos del presente y las promesas del futuro, y más que nunca: solidaridad, empatía, respeto por la dificultad del otro, generosidad y paciencia, espíritu crítico que más no se pueda, ojos abiertos y equilibrio emocional, les augura El Aguijón.
