Redes de Noticias

El Papa hizo un nuevo llamado a la paz, en el comienzo del nuevo año

En el primer Ángelus del nuevo año, Francisco invitó a imitar el estilo sanador de la Madre de Dios, y a “abandonar los lenguajes, gestos y elecciones inspirados en el egoísmo”.

“¡No a la guerra, no al rearme!”, el papa Francisco hizo propio este grito de los ucranianos y de muchas poblaciones asoladas por las agresiones y los conflictos durante el Ángelus del primer día de 2023, día que la Iglesia celebra la 56° Jornada Mundial de la Paz.

“En este día que san Pablo VI quiso dedicar a la oración y a la reflexión por la paz del mundo, sentimos aún más fuerte e intolerable el contraste de la guerra que en Ucrania y en otras regiones siembra muerte y destrucción”, expresó Francisco.

Sin embargo, el pontífice exhortó a no perder la esperanza porque, “creemos en Dios y en Jesucristo que nos abrió el camino de la paz”.

El Papa recordó que la experiencia de la pandemia de Covid-19 que -como ya subrayó en su Mensaje para la 56ª Jornada de la Paz de hoy-, en medio de las crisis sociales y económicas que provocó, ofreció también una lección a la humanidad.

“La experiencia de la pandemia -dijo Francisco- enseñó que nadie puede salvarse solo, sino que juntos podemos transitar caminos de paz y desarrollo”, publicó la agencia de noticias Aica.

Francisco replicó entonces el grito de sufrimiento, por los ucranianos, donde continúan los lanzamientos de misiles rusos, y por otras poblaciones de África, Medio Oriente y otras zonas de Asia. Pueblos que encomendó durante la misa celebrada en la mañana de este domingo 1° de enero en la basílica vaticana invocando la intercesión de la Virgen María:

“En todo el mundo, en todos los pueblos, se alza el grito: No a la guerra, no al rearme. Los recursos deben ir al desarrollo: salud, nutrición, educación, trabajo”, apeló el pontífice con firmeza.

EL PAPA ENCOMIENDA A LA VIRGEN A BENEDICTO XVI

El papa Francisco encomendó este domingo, 1° de enero, a la Virgen María al “amado” papa emérito Benedicto XVI, su predecesor, fallecido ayer a los 95 años.

“Hoy confiamos a la María Santísima el amado papa emérito Benedicto XVI para que lo acompañe en su paso de este mundo a Dios”, improvisó el papa Francisco durante la homilía en la misa celebrada este 1 de enero, en la Basílica de San Pedro, en la solemnidad de María Madre de Dios y 56° Jornada Mundial de la Paz.

Francisco señaló que “el año, que se abre con el signo de la Madre de Dios y la nuestra, nos dice que la clave de la esperanza es María, y la antífona de la esperanza es la invocación de la Santa Madre de Dios”.

La preocupación del Papa es por aquellos que están enfrentando pruebas severas en áreas de conflicto, en medio de privaciones y abusos, y no pueden celebrar las fiestas navideñas, de ahí que invitó a aclamar, “por los que no tienen paz”, a María, “la mujer que trajo al mundo al Príncipe de la Paz”.

“Oremos -exhortó el pontífice- a la Madre de manera especial por los niños que sufren y ya no tienen fuerzas para rezar, por tantos hermanos y hermanas afectados por la guerra en muchas partes del mundo, que viven estos días de fiesta en la oscuridad y en el frío, en la miseria y en el miedo, inmersos en la violencia y la indiferencia”

DIOS NO NOS AMA DE PALABRA, SINO CON HECHOS

En su homilía, el Santo Padre Francisco reflexionó sobre un aspecto fundamental de la fe, “una noticia bellísima: Dios tiene una Madre y de ese modo se ha vinculado para siempre con nuestra humanidad, como un hijo con su madre, hasta el punto de que nuestra humanidad es su humanidad”, Y de esta manera, Dios se hace cercano a la humanidad “abrazándola de forma real y plena”, y de esta manera expresando su amor.

“Dios no nos ama de palabra, sino con hechos; no lo hace “desde lo alto”, de lejos, sino “de cerca”, desde el interior de nuestra carne, porque en María el Verbo se hizo carne, porque en el pecho de Cristo sigue latiendo un corazón de carne, que palpita por cada uno de nosotros”.

El título “Santa Madre Dios” explicó el Papa, entró “en el corazón del santo Pueblo de Dios, en la oración más familiar y hogareña, que acompaña el ritmo de las jornadas, los momentos más penosos y las esperanzas más audaces: el Avemaría”. En cuya plegaria dice el Santo Padre: ‘Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores’. Esta invocación muchas veces marcó el ritmo de nuestras jornadas y permitió a Dios acercarse, por medio de María, a nuestras vidas y a nuestra historia”.

Francisco exhortó a pedir la intercesión de la Virgen María, la paz en el mundo: “A través de las manos de una Madre, la paz de Dios quiere entrar en nuestras casas, en nuestros corazones, en nuestro mundo”.

Finalmente, el papa Francisco, dirigiéndose a los miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, alrededor del árbol y el pesebre de madera. A todos, el Papa les dirigió “los mejores deseos para el nuevo año”.

Facebook
Twitter
WhatsApp