“Llega y dice que los $ 30 millones ya están en la provincia y que ha hablado con los sectores, y es mentira, no habló con nosotros», aclaró el Ingeniero Julio Jaime, presidente de la Federación del Citrus de Entre Ríos.
Aunque se hayan levantado los cortes de ruta, la crisis del citrus dista en mucho de haber terminado. En las últimas horas, el reparto de los 30 millones de pesos que la Nación habría enviado para auxiliar a la citricultura provocó roces entre Roberto Schunk, Ministro de la Producción de Entre Ríos, y la Federación del Citrus de Entre Ríos (FECIER), representada por su nuevo presidente, el Ingeniero Julio Jaime.
“Si no podemos hablar con el ministro de la producción porque no nos atiende, si no podemos hablar con el intendente de Chajarí porque también lo he llamado y no me atiende, la cosa se complica, y esto no es un juicio de valor hacia nadie, pero se complica porque la única manera de resolver las cosas es hablando”, le dijo Jaime a un medio de Chajarí.
Al analizar las expresiones públicas del ministro Shunck, el titular de la FECIER se vio en la necesidad de salirle al cruce: “llega y dice que los 30 millones ya están en la provincia y que ha hablado con los sectores, y es mentira, no habló con nosotros, una cosa es que haya hablado con uno u otro, pero institucionalmente no habló”.
Julio Jaime reconoció “la importancia de que se destine una parte (del dinero) para terminar la fábrica de Villa del Rosario». También valoró «lo que significa ayudar a la obra social», pero cuestionó «que le den casi 10 millones de pesos». «Me parece insensato», sinceró.
No obstante ello, trajo a colación que el modo de repartir los fondos «no fue una decisión de la Fecier, fue una decisión de un grupo de gente, y yo puedo estar en desacuerdo con algunas cosas, pero fue lo que se acordó y yo lo avalo porque fue lo que se negoció en ese momento”.
Al ser consultado sobre cómo, a su criterio, convenía distribuir el dinero, identificó tres prioridades: “terminar la fábrica de jugos de Villa del Rosario»; «gestionar ante el ministerio de trabajo la solución para la obra social, que es grave y se tiene que resolver»; y «el resto, repartirlo equitativamente entre las cuatro asociaciones, las que tendrán que generar proyectos significativos para que se vuelquen en los productores, con una pequeña devolución, para generar un fondo para que las asociaciones tengan capacidad financiera para resolver situaciones de quebranto en otras circunstancias”.