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En un acuerdo con Washington, Nicaragua liberó a 222 presos políticos

En un acuerdo negociado en secreto con Washington, el Gobierno de Nicaragua liberó este jueves a 222 presos políticos y los envió en un avión hacia Estados Unidos, donde recibirán asilo por dos años.

Es una de las mayores liberaciones de prisioneros que involucran a Estados Unidos, según dijeron altos funcionarios de la administración de Joe Biden involucrados en el tema. «Es un primer paso hacia la restauración de la democracia», dijeron desde el Departamento de Estado, aunque señalaron que alentarán «pasos adicionales» por parte del gobierno nicaragüense para restaurar la democracia y las libertades en ese país.

El régimen presidido por Daniel Ortega no buscó nada a cambio, dijeron los funcionarios, pero acordó liberar a los prisioneros como una forma de señalar el deseo de reiniciar las relaciones con Estados Unidos, que ha impuesto sanciones a Managua a medida que el régimen se volvía una dictadura e intensificaba los ataques a la oposición, la iglesia y los organismos de derechos humanos.

El gobierno estadounidense envió un vuelo chárter a la capital de Nicaragua, que despegó este jueves alrededor de las 7:45 a.m (las 10.45 de Argentina) para llevar a los prisioneros a Washington, donde aterrizaron alrededor del mediodía, hora local.

A un total de 224 presos políticos se les ofreció refugio en los Estados Unidos, pero dos se negaron.

El Departamento de Estado dijo que el régimen de Ortega “decidió unilateralmente liberar a 222 personas que tenían encarceladas, incluso un ciudadano estadounidense”. Sin embargo, el secretario de Estado Antony Blinken dijo luego en un comunicado que la liberación fue «producto de la diplomacia estadounidense concertada», lo que indica que hubo un acuerdo.

EE.UU. los recibirá y estarán aquí en libertad condicional por razones humanitarias por dos años, dijo el gobierno estadounidense.

Todos los que fueron liberados y abandonaron el país voluntariamente consintieron en viajar. El gobierno de EE.UU. ha puesto a disposición asistencia médica y legal para estas personas”.

Roy Molina, miembro de la Alianza Democrática Nicaragüense en Washington, dijo a Clarín que también los ayudarán con dinero para instalarse. «El Congreso y el Departamento de Estado avisaron que les van a dar tratamientos médicos, psicológicos y aparentemente habrá ayuda económica para ellos mientras se ubican».

El presidente de la Sala Uno del Tribunal de Apelaciones de Managua, el magistrado Octavio Rothschuh Andino, confirmó que fueron 222 las personas “deportadas” a Estados Unidos.

En el tribunal dijeron que la lista incluye a la ex candidata presidencial opositora Cristiana Chamorro, más otros seis dirigentes opositores que intentaron desafiar a Ortega en las urnas: Arturo Cruz, Félix Maradiaga, Juan Sebastián Chamorro, Miguel Mora, Medardo Mairena y Noel Vidaurre.

El magistrado leyó un comunicado sobre la “deportación inmediata y ya efectiva de 222 personas sentenciadas por cometer actos que menoscaban la independencia, la soberanía y la autodeterminación del pueblo, por incitar a la violencia, al terrorismo y a la desestabilización económica».

“Han sido enviados en un vuelo privado hacia Washington”, confirmó por su parte Berta Valle, esposa del encarcelado opositor Félix Maradiaga, quien afirmó que el Departamento de Estado de EE.UU. puso a disposición de los familiares de los opositores encarcelados, y ahora en libertad, un número de teléfono para que se contacten.

Blinken dijo que entre los liberados hay líderes políticos y empresariales, periodistas, representantes de la sociedad civil y estudiantes. En algunas imágenes que se difundieron desde el vuelo se pudo ver a la excandidata presidencial, Cristiana Chamorro, y el gerente general del diario La Prensa, Juan Lorenzo Holman.

El ex embajador de Nicaragua ante la OEA, Arturo McFields, que se pasó a la oposición cuando ocupaba su cargo en Washington, dijo a Clarín que “no es una liberación sino un exilio, un destierro”.

“Esto no borra los 350 asesinatos de la dictadura. No hay que perderlo de vista, sigue siendo una dictadura en la que no hay elecciones libres, Ortega decide quien muerte, decide quién está preso o liberado. No hay organismos de derechos humanos, no hay libertad de expresión, no hay separaciones de poderes. Eso no podemos perder de vista”.

McFields destacó que “ellos deberían de tener derecho a vivir en paz en su país, pero como no hay democracia deben irse. En un país normal ellos deberían volver a su casa a abrazar a sus hijos con un estado que garantice sus derechos. Ellos salen de su país porque no hay garantías de respeto a los derechos humanos. Esos problemas siguen estando allí ante una izquierda latinoamericana omisa y sumisa ante las terribles violaciones a los derechos humanos. Esto incluye a México, Argentina e incluso a Bolivia y Brasil que han sido omisos y sumisos a las violaciones de derechos humanos”.

El ex embajador nicaragüense resaltó que en la reciente reunión de la CELAC en Buenos Aires “no hubo ninguna mención sobre la liberación de presos en nicaragua. Vivimos tiempos difíciles en materia de democracia y la mejor fotografía de esto es la CELAC”.

 

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