El anuncio que hizo el sábado el ministro de Economía, Sergio Massa, en Mendoza de que habrá un “dólar diferencial” para las economías regionales a partir del 1 de abril no generó en principio ninguna expectativa en el sector arandanero, pese a que es la madre de las medidas que vienen reclamando desde que la devaluación asimétrica se está comiendo la rentabilidad de las exportaciones.
Consultado por Redes de Noticias tras el anuncio de Massa, Alejandro Pannunzio, presidente de la Asociación de Productores de Arándanos de la Mesopotamia (APAMA) advirtió que se trata de un “anuncio ambiguo”.
Completó que “cuando esté la medida vemos, por ahora es una foto y un anuncio ambiguo”.
Durante el tradicional desayuno de Coviar (la Corporación Vitivinícola Argentina) en el marco de la Fiesta Nacional de la Vendimia en Mendoza, el ministro de Economía, Sergio Massa, señaló que “El año pasado, en la decisión de recuperar mercados y consolidar reservas, intentamos poner en marcha para un sector un programa de fortalecimiento exportador”, en referencia al programa conocido como “Dólar Soja” y anunció que “a partir del 1 de abril vamos a acompañarlo en todas las economías regionales, arrancando por la vitivinicultura para recuperar mercados y que tengan oportunidad frente a la pérdida que representó el granizo y la helada”, adelantó.
Si bien no especificó cuál será el valor al cuál se podrán liquidar las exportaciones, aclaró que la medida comenzará a regir el mes que viene para la vitivinicultura y luego se irán incorporando otros sectores productivos. El arándano y la citricultura vienen reclamando esta medida desde antes de la instrumentación del dólar soja.
En septiembre del año pasado, cuando Massa lanzó un tipo de cambio especial de 200 pesos para tentar a los productores de soja a vender sus existencias, Pannunzio había reclamado enfáticamente un dólar especial para las ventas de arándanos al exterior.
“No podemos convivir con un dólar que vale alrededor de 280 en la calle, y a nosotros nos lleguen 135″, explicó en ese momento. “El resto se lo queda el Banco Central a dos cuadras de la Plaza de Mayo”, se quejó.
“Hoy salieron dos camiones hacia Ezeiza -había dicho- y yo pensaba que la mitad de lo que va ahí se la va a quedar el Estado debido a la brecha cambiaria. No podemos competir y nos están sacando de los mercados mal, pero muy mal”, dijo.
Por el atraso cambiario y la falta de medidas concretas de apoyo a las economías regionales, las exportaciones de arándanos de la Argentina se desplomaron en la temporada 2022/23 a la mitad de los promedios de los últimos años.
El arándano es una fruta que se exporta sobre todo en fresco, ya que no puede conservarse demasiado tiempo. La cosecha comienza a fines de septiembre y se estira usualmente hasta mediados de diciembre, como mucho. Pero Argentina siempre intenta acumular sus ventas en las primeras semanas, para aprovechar el mercado “primicia” y evitar la competencia de países mucho más poderosos, como Chile y Perú.
El negocio se viene achicando de modo notable.
CHARLA CON BAHILLO
A mediados de septiembre, antes de que se confirmara esta hecatombe exportadora, Pannunzio y otros directivos del sector fueron recibidos por el secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, quien prometió medidas de apoyo a las economías regionales que nunca se concretaron.
“Nuestra labor está en generar más competitividad a cada uno de los sectores productivos que motorizan nuestras economías regionales y lo vamos a realizar trabajando en agendas comunes de trabajo”, había dicho el funcionario que proviene de Entre Ríos.
LO QUE MASSA PROMETIÓ
Cuando Massa hizo el balance del operativo conocido como “Dólar Soja”, que permitió recuperar por algunas semanas las reservas del Banco Central, prometió implementar un fondo de ayuda de unos 42.000 millones de pesos para las economías regionales.
El sector del arándano, concentrado tanto en Tucumán como en la Mesopotamia, requiere en tiempos de cosecha de unos 250.000 jornaleros. La cosecha 2021 registró un total de 10.000 toneladas que significaron 9.634.483 dólares. En primeros años de este milenio, cuando todavía era considerada como la gran promesa de la fruticultura argentina, llegó a producir el doble, unas 20 mil toneladas.
Frutas de Argentina, una entidad de segundo grado que agrupa a los exportadores de arándanos con los de otras frutas, como los cítricos, las peras y manzanas, y las cerezas, reclamó que se adoptaran medidas excepcionales para mejorar la competitividad exportadora de esos sectores, de los que dependen miles de puestos de trabajo. Pero tampoco fueron escuchados.