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Estafa en la ATER: el olvido de Casaretto

(Por Osvaldo Bodean, publicado por www.elentrerios.com)

Al declarar en tribunales, el titular de la ATER no recordó el apellido de la empleada que descubrió el fraude. No es lo único extraño. ¿Por qué una «exhaustiva» auditoría no pudo detectar la estafa? ¿Qué papel jugaban Zof y Gioria?

 

Al acercar la lupa a los testimonios que ya constan en el expediente judicial de la mayor estafa de que se tenga memoria en la provincia de Entre Ríos, más que certezas afloran nuevos y graves interrogantes.

En especial, sigue sin entenderse cómo pudieron falsificar semejante cantidad de compensaciones durante más de una década, sin que lo advirtieran los funcionarios políticos y los organismos de contralor (también conducidos por funcionarios políticos). O son unos ineptos que no cumplieron con sus deberes o son cómplices. Otra explicación no cabe.

CÓMO SE DESCUBRIÓ LA ESTAFA (VERSIÓN CASARETTO)

Para el ciudadano común, hay al menos dos preguntas sin responder: ¿Cómo es que la estafa no se descubrió antes? y ¿por qué saltó justo ahora?

A modo de hipótesis, en los corrillos políticos aseguran que alguien habría quedado afuera del reparto e hizo estallar todo.

Obvio, ese no es el «relato oficial». El máximo responsable de la Administradora Tributaria de Entre Ríos, Marcelo Casaretto, dice:

«Nos encontramos con una situación en Victoria donde un contribuyente debía impuestos, luego no los debía porque había hecho una compensación como proveedor del estado provincial. Creo que la razón social es Insumos Entre Ríos S.A. Llama la atención porque es una empresa de insumos agropecuarios, que fuera proveedor del estado. Eso detecta una empleada de Victoria, pone en alerta a sus superiores y estos me informan a mí como Director Ejecutivo. No recuerdo el nombre de la empleada».

Es obvio que Casaretto no pueda acordarse el nombre y el apellido de todos los empleados de rentas de Entre Ríos, que deben sumar más de mil. Pero resulta extraño que no haya grabado en sus neuronas ni más ni menos que la identidad de «la empleada del año», que fue capaz de descubrir lo que por no menos de 12 años ni los auditores supieron detectar. Máxime si se tiene en cuenta que el apellido que olvidó no es complicado. Es ese que forma parte de un refrán popular al que se apela para describir a personas que nunca quieren perder una discusión: «Zapata, si no la gana, la empata».

No es lo único que llama la atención en el relato de Casaretto.

Según el titular de la ATER, el primer indicio de que se estaba ante una irregularidad fue que una firma que no es proveedora del Estado compensara impuestos. ¿Qué habría de extraño en ello? La cesión de los créditos fiscales ante escribano público es una práctica legal, aceptada por Rentas desde siempre.

En efecto, se trata del procedimiento mediante el cual un proveedor del Estado que dispone de un crédito fiscal en su favor, en vez de usarlo para pagar sus impuestos, lo convierte en dinero en efectivo, traspasándolo formalmente a cualquier otra empresa, de cualquier rubro, sea o no proveedora del Estado, que lo utilizará para saldar sus deudas impositivas. Nada hay de extraño ni de sospechoso en ello. Es una operatoria común y corriente.

Por ello sorprende que Casaretto se asombre de que una firma agropecuaria compense impuestos. Si hasta la empresa de la familia de Miguel Galuccio lo hacía, y, como ella, muchísimas más.

LA AUDITORÍA QUE ENCONTRÓ «TODO PERFECTO»

La indagatoria a Estrella Martínez de Yankelevich es sin dudas la que más tela deja para cortar.

La jefa de despacho, con no menos de 30 años de servicio, acusada de ser algo así como la artífice principal de la estafa, no llegó a prender el ventilador pero dijo lo suficiente como para que otros nombres fueran salpicados.

«Me hicieron una auditoria en el tema de compensaciones en el año 2003 y estaba todo perfecto, me la hizo la gente de Auditoría de Rentas, contadores y el Tribunal de Cuentas, porque tenemos un Delegado que está permanentemente afectado al Tribunal de Cuentas», dijo Estrella.

«Controlaron expediente por expediente, los contadores auditores de ATER y del Tribunal de Cuentas. Como en ese momento los expedientes llegaban con toda la documentación, se controló si estaba todo y se cotejó con el SAT, eso fue en el año 2003, fines del 2003 y desde ese año no hubo otra auditoría», reveló.

«¡¿Cómo un empresario que veía los papeles que le traía su contador de confianza, con las firmas y sellos de la ATER, y que después recibía el libre deuda emitido por el organismo, podía sospechar de algo irregular en esas compensaciones, si ni los auditores responsables de controlarlas una por una hallaron nada raro?!», se preguntó el abogado de uno de los empresarios imputados, convencido de que su defendido nunca supo que participaba de un acto ilegal al comprar créditos fiscales. «Mi defendido no sólo no es un estafador sino que fue estafado», contragolpea.

ZOF, GIORIA Y LA EMPRESA AMIGA DEL PODER

El Contador Damián Zof es el segundo de la ATER. Gustavo Gioria, también contador, era ni más ni menos que el Tesorero de la provincia, que renunció ni bien estalló el escándalo y aún sigue sin haber sido imputado ni llamado a declarar. Insumos Entre Ríos es la empresa de la que Gioria sería contador, que habría llevado a cabo la irregular compensación supuestamente detectada por la empleada de Victoria cuyo apellido Casaretto no recuerda.

«Creo que la razón social es Insumos Entre Ríos S.A.» dice el desmemoriado Casaretto, dudando también del nombre de otro actor protagónico de la historia.

Pero fue Yankelevich quien más habló de Zof, Gioria e Insumos Entre Ríos.

«Zof a veces me pedía que firmara convenios de pago sin que supiera Casaretto, o le pedía a Gaggión que cargara compensaciones de resoluciones que él le traía», disparó la mujer imputada por la estafa.

No fue la última vez que mencionó a Zof. También lo involucró en trámites para beneficiar a Insumos Entre Ríos, a pedido del Tesorero Gioria: «Nos dijo el Contador Zof que mandemos esa nota (un mail a Victoria) con ese plan de pagos (para Insumos Entre Ríos) para que la multa sea menor. Yo le dije a Ramírez que le iba a mandar ese mail, porque en realidad el ex Tesorero de la Provincia, Gioria, se había comunicado con Zof, diciéndole que la empresa Insumos Entre Ríos iba a hacer ese convenio. A esto lo sé porque me lo dijo el Contador Zof. De hecho, el plan de pagos que se hizo acá está autorizado por Zof. Creo que Gioria era el contador de la empresa, y también creo que en un plan anterior, eso se había hecho desde Paraná y no de Victoria».

Pasando en limpio, según Estrella Martínez de Yankelevich, Zof acordaba con Gioria planes de pago con rebaja de multas en beneficio de la empresa cuyos papeles eran administrados por el estudio de Gioria.

Es de suponer que ambos, el ex Tesorero de la provincia y el actual Director Adjunto de ATER, tendrán mucho que explicar a la justicia.

Aunque seguramente Martínez de Yankelevich sepa mucho más de los enjuagues internos de la ATER, lo poco que reveló hasta el momento alcanza y sobra como para abrir otros cursos de investigación.

Y esto es sólo el comienzo.

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