Los Comités Departamental y Ciudad Concordia de la Unión Cívica Radical (UCR) respondieron tratándolo de «ataque miserable y cobarde» a la publicación de la agrupación UCR Activa que calificaba de «Soldaditos de Frigerio y Azcué» a quienes apoyaron en el congreso del pasado sábado la ampliación de Juntos por Entre Ríos avalando una eventual alianza con La Libertad Avanza.
A través de un comunicado publicado en sus redes sociales afirman que «Desde el Comité Departamental y el Comité Ciudad de la UCR Concordia repudiamos con absoluta dureza el ataque miserable y cobarde de la agrupación UCR Activa contra nuestros militantes, nuestros jóvenes y nuestro intendente».
Aseguran que «con un nivel de desprecio inaceptable, acusan a la militancia de Concordia de “obedecer por contratos” y descalifican el trabajo político de quienes sostienen el radicalismo con el cuerpo, con compromiso y con convicción».
Afirman que «no vamos a permitir que un grupo encerrado en su arrogancia y desconectado de la realidad venga a insultar a quienes todos los días construyen partido sin pedir nada a cambio».
«En Concordia no hay soldados ni marionetas -agregan-. Hay militantes con historia, con formación, con militancia territorial, con votos y con responsabilidad institucional».
Remarca la publicación que «la agresión contra nuestra Juventud Radical Provincial es intolerable. Atacan porque les molesta que hoy los jóvenes piensen, actúen, disputen poder y no se arrodillen ante los que se creen dueños del partido».
«Y si algo quedaba claro -amplía- lo terminan de confirmar: no conocen la provincia, no conocen los comités, y no toleran la construcción real que se viene haciendo en cada rincón de Entre Ríos. Lo de ustedes no es crítica política, es resentimiento disfrazado de moralismo».
Reivindican y defienden «con orgullo a cada militante del radicalismo, que no necesita permiso de nadie para militar, gestionar y ganar elecciones».
«Reafirmamos -dijeron- nuestro respaldo total al intendente Francisco Azcué, blanco de una agresión cobarde por el simple hecho de representar una renovación genuina en el radicalismo».
Remarca finalmente que «El Comité Departamental Concordia y el Comité Ciudad no se calla ni se esconde. Vamos a defender a nuestra militancia frente a cada agravio, venga de donde venga».
La publicación de UCR Activa
La Agrupación UCR Activa publicó en sus redes un comunicado titulado Los soldaditos de Frigerio y Azcué:
“Los soldados de Perón”, se definían así mismos los militantes de ese Movimiento en los tiempos más duros del verticalismo peronista. Hoy, esa lógica de obediencia ciega ha encontrado eco en sectores que se dicen radicales pero se comportan como soldados de Frigerio y Azcué. Soldados, sí. Porque eso es lo que están formando: cuadros obedientes a un mando que no nace del debate ni del pensamiento crítico, sino del más puro pragmatismo y del reparto de cargos que pagamos entre todos.
Actúan como el peronismo que dicen querer combatir. Pretenden eliminar al peronismo del escenario político, pero en el intento terminan imitándolo en su peor versión histórica.
Y lo más irónico es que esa obediencia verticalista que nosotros, desde Militancia Activa, denunciamos y combatimos por ser contraria a la esencia misma del radicalismo, ellos la practican sin pudor alguno.
Esa lógica ya ni siquiera forma parte de la cultura política del peronismo actual; quedó en el ’45. Sin embargo, ellos la reviven en nombre de una cruzada “antiperonista” que termina entregando la UCR a Milei.
Ayer mismo, durante el Congreso, a los de Militancia Activa nos llamaban «kirchneristas» a modo de insulto. Nos acusan de ser parte de una rama del peronismo mientras ellos replican las prácticas autoritarias que ese mismo peronismo ya ha dejado atrás.
Ese modelo de sumisión partidaria tiene consecuencias concretas. Ayer, un congresal lo dijo sin eufemismos: lo único que falta es que el presupuesto provincial incluya un rubro que diga “militantes UCR”, como si el radicalismo fuera una agencia de empleo y no una herramienta de transformación social. Ese destino es más que una vergüenza. Es una traición a la historia del partido.
Como dijo Ricardo Balbín al despedir a Juan Domingo Perón: “Este viejo adversario despide a un amigo”. Porque para el radicalismo, el peronismo ha sido históricamente un adversario político, no un enemigo.
Nuestras causas —la justicia social, la soberanía popular, entre otras— han sido y son, en muchos casos, comunes.
Nuestra diferencia ha estado en otro lugar: en el ejercicio de la ética en la administración pública, eje fundacional de la UCR desde su primera carta orgánica de 1892, donde la honestidad del gobernante y la transparencia republicana no eran consignas vacías, sino mandatos inquebrantables.
Nuestra tradición —desde Alem hasta Alfonsín— es la del pensamiento autónomo, la militancia con ideas, no con facturas de sueldo bajo el brazo. Ni Lebensohn ni Balbín formaron cuadros para obedecer sin cuestionar. Jamás practicamos la obediencia debida, porque el radicalismo nació para interpelar al poder, no para someterse a él.
La manipulación que ejercen Frigerio y Azcué sobre la juventud radical, con el «dejar hacer» del Comité provincial, entregándoles cargos a cambio de silencio y fidelidad, es una estafa moral. Los empujan a militar sin identidad, sin historia, sin símbolos.
No es casual que en los afiches que mostraron los candidatos de Concordia de la Lista 2 al cierre del Congreso aparezca una bandera roja y blanca a rayas, en lugar de nuestra insignia histórica de dos franjas.
¿Ignorancia? ¿Desprecio? ¿O un nuevo intento de vaciar al radicalismo de contenido?
Los símbolos no son un decorado. Son parte de la identidad, como lo son los principios que estos dirigentes pisotean en nombre de una alianza que entrega el alma radical al frigerismo y al mileísmo.
Este no es el radicalismo de Alem, Yrigoyen, Illia, Balbín ni de Alfonsín. Es otra cosa. Y si no reaccionamos, si no le hablamos claro a la militancia y a la sociedad, pronto será demasiado tarde.
No somos soldados. Somos radicales.
Y ser radical es pensar, disentir, proponer y luchar, no agachar la cabeza a cambio de un contrato».
Finalmente llaman a los afiliados a votar en las elecciones internas del 10 de agosto «para frenar esta entrega».