El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, está haciendo caso omiso de la resistencia de los principales funcionarios israelíes al presionar a Israel y Hamas para que lleguen a un acuerdo en tres fases que podría traer de inmediato a casa a decenas de rehenes israelíes, liberar a prisioneros palestinos y quizás incluso conducir a un final de la guerra de Gaza, que ya dura casi ocho meses.
El gran giro de Biden -en plena batalla por la reelección- podría demostrar también a una parte significativa de su base política, desmoralizada por su gestión del conflicto, que pone de su parte para poner fin a una guerra que mató a más de 36.000 palestinos y dejó a cientos de miles luchando por cubrir sus necesidades básicas.
Funcionarios de la Casa Blanca afirmaron el lunes que la decisión de Biden de hacer pública lo que describe como una propuesta israelí -justo un día después de que fuera entregada a Hamas- estaba impulsada por el deseo de poner al grupo extremista palestino en un aprieto.
La medida difería de la postura de la administración estadounidense durante todo el conflicto de permitir a los israelíes hablar por sí mismos sobre las negociaciones de los rehenes.
«El presidente consideró que en el punto en el que nos encontramos en esta guerra, en el que estamos en las negociaciones para sacar a los rehenes, era el momento de adoptar un enfoque diferente y de hacer pública la propuesta, para tratar de dinamizar el proceso y catalizar un resultado diferente», declaró el portavoz de seguridad nacional de la Casa Blanca, John Kirby.
Casi inmediatamente después de que Biden detallara la propuesta -que incluye un alto el fuego y la retirada escalonada de las tropas israelíes de Gaza si Hamas libera a todos los rehenes-, la oficina del primer ministro Benjamin Netanyahu afirmó que continuaría su guerra hasta destruir al grupo ultraislámico que atacó de manera brutal en Israel el 7 de octubre pasado.
Presiones de la extrema derecha a Netanyahu
La supervivencia política de Netanyahu depende de una coalición de extrema derecha que se muestra inflexible sobre la erradicación de Hamas. El lunes sembró más dudas sobre la viabilidad de la propuesta cuando declaró ante una comisión del Parlamento israelí que existen ciertas «lagunas» en la forma en que Biden expuso la propuesta. El primer ministro dijo que los israelíes «se reservan el derecho a volver a la guerra».
Kirby restó importancia a las diferencias entre Biden y Netanyahu y subrayó que la propuesta era israelí. Añadió que el jefe de la Casa Blanca está de acuerdo con los israelíes en que Hamas no debe gobernar la Gaza de la posguerra ni «espera que Israel tenga que vivir al lado de ese tipo de amenaza terrorista».
«No se trataba de interceptar al primer ministro, al gabinete de guerra», dijo Kirby. «Se trataba de poner al descubierto para que el público viera lo bien, fielmente y asertivamente que los israelíes presentaron una nueva propuesta. Demuestra hasta qué punto quieren realmente que esto se haga».
Pero incluso si Hamas aceptara las condiciones, Netanyahu tendría que hacer algunos cálculos políticos difíciles. Dos destacados miembros de su coalición de extrema derecha -el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, y el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich- amenazaron con abandonar el gobierno de Netanyahu si aprueba la propuesta. Eso provocaría el colapso de la coalición.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, confía en una tregua entre Israel y Hamas. Foto: AP El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, confía en una tregua entre Israel y Hamas. Foto: AP
Smotrich dijo el lunes que aceptar un alto el fuego equivaldría a una humillación de Israel y a una rendición. El aumento de la presión militar, dijo, es «el único lenguaje que se entiende en Oriente Medio».
Biden expresó la semana pasada su preocupación por aquellos en el gobierno israelí que «quieren seguir luchando durante años» y no ven la liberación de los rehenes como una «prioridad». Funcionarios de la Administración advirtieron el lunes a los responsables israelíes de que empantanarse en Gaza podría ser perjudicial para la seguridad nacional de Israel.
«Un conflicto interminable en Gaza en busca de alguna idea de victoria total no va a hacer que Israel esté más seguro», dijo el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller.
Netanyahu también se enfrentó a la presión de las familias de los rehenes -las autoridades afirman que unas 80 personas capturadas por militantes en el ataque del 7 de octubre siguen vivas y Hamas retiene los cadáveres de otras 43- para alcanzar un acuerdo que permita liberar a sus seres queridos.
Sin embargo, el líder de la oposición, Yair Lapid, se comprometió el fin de semana a proporcionar una red de seguridad política a Netanyahu, asegurando que su gobierno no caería por el acuerdo