En Argentina, la mayoría de las mujeres son madres pero no llegan a serlo con el mismo recorrido de vida, sino con una marcada desigualdad. Esta conclusión se desprende del informe “¿Madre hay una sola? De Marge Simpson a Doña Florinda”, realizado por el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec).
Según esta radiografía nacional, publicada especialmente para el Día de la Madre, que se celebra este domingo, 4 de cada 10 madres viven en situación de pobreza, el 23% se convirtió en madre siendo adolescente y el 39% tiene el secundario incompleto o menos.
El Cippec se basó en la información estadística de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo), del INDEC, correspondiente a 2017 y 2018.
En el informe se destaca que “para muchas mujeres conciliar el estudio con la crianza fue una misión imposible”, ya que 4 de cada 10 madres que conviven con sus hijos y/o hijas en edad escolar no completó el tramo de escolarización obligatorio.
“Cuanto más jóvenes fueron madres y cuantos más hijos/as tuvieron, más improbable es que hayan terminado el secundario. El 60% de las mujeres que fueron madres en la adolescencia y el 55% de las madres de 3 o más hijos/as de hasta 17 años interrumpieron su trayectoria escolar antes de finalizar la secundaria. En contraste, más de la mitad de las mujeres que fueron madres después de cumplidos los 30 años accedieron a estudios de nivel superior”, dice el estudio.
Además, se señala que el 16% de las mujeres jóvenes y adultas sin hijas/os vive en condición de pobreza, mientras que ya siendo madres esta proporción trepa al 39%, y si no completaron el tramo de escolarización obligatorio, al 60%.
Vida conyugal y cuota alimentaria
El informe destaca que el 70% de las madres en la Argentina convive con el padre de sus hijos/as y, respecto de las madres que crían solas, indica que sólo 1 de cada 4 cuenta con los ingresos de la cuota alimentaria.
Este último aspecto es atribuido en el estudio al hecho de que la mayoría de las madres que no conviven con el padre de sus hijas/os formó una nueva pareja o residen con sus padres u otros familiares.
Respecto de las madres que crían solas, el 28% lo hacen sin el apoyo de otros adultos y, en su inmensa mayoría, se afirma en el estudio, se trata de mujeres con alto nivel de instrucción, que trabajan en forma remunerada y acceden a ingresos suficientes para cuidar. Además, el 43% de ellas suma la cuota alimentaria que aportan los padres de sus hijos al ingreso total del hogar.
Por otra parte, el informe del Cippec destaca que cuando son madres, la probabilidad de que las mujeres trabajen en forma remunerada disminuye abruptamente. Para los varones se invierte la ecuación: es más probable que trabajen de manera remunerada si son padres (98%) que si no lo son (90%).
“Las políticas públicas tienen un enorme potencial para mitigar este impacto no deseado de la maternidad. En particular, se podría revertir parte de este impacto a partir de políticas que promuevan una mayor corresponsabilidad social en los cuidados y que posibiliten una distribución más equitativa en el trabajo no remunerado y remunerado entre varones y mujeres”, concluyen Gala Díaz Langou y Vanesa D’Alessandre, autoras del trabajo.
Fuente: Chequeado