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Miles de concordienses respondieron a la consigna #NiUnaMenos

Participaron numerosas asociaciones civiles, Ong’s e instituciones que luchan por erradicar las múltiples formas de violencia contra la mujer.

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Una multitud se concentró en torno al gazebo de la plaza para escuchar varios testimonios de mujeres víctimas de violencia y de referentes de organizaciones civiles.

La gente siguió con atención y en silencio la historia impactante de Cristina: “Fue difícil tomar la decisión. Porque tenemos miedo, porque tenemos hijos, porque nos tratan de locas; cuando nos pegan nos tratan de locas, ‘qué hiciste para que te pegue’. Costó muchísimo, 17 años aguanté. Les quiero decir que sí se puede. Hay una persona que tiene que ser juzgada. Veinticuatro denuncias en el juzgado de Concordia. Pude salir, estudiar, estoy haciendo un terciario. Y les quiero decir a todas esas mujeres que se puede salir adelante. No dejen que las maltraten. Pidan ayuda. Se llora muchísimo, mucho tiempo llorás para tomar la decisión. Te duele porque vos querías a esa persona, pero no podías reconocer que te estaba matando. Yo estoy acá hablando y estuve al borde de que me maten. Y después que me dejó de pegar”, comenzó “una persecución terrible”.

Dedicó un último mensaje a las más jóvenes: “Chicas no dejen que les peguen nunca, ni un insulto, ni un empujón porque así se empieza y después te cuesta muchísimo decir basta. Somos sujetos, no objetos de estos hombres. Tenemos una vida, podemos salir adelante,” concluyó la mujer. Le siguió un aplauso prolongado de la gente.

Lily, una docente recién jubilada, con pena y bronca dijo que sólo la madre y los hijos saben lo que se siente vivir “dentro de un hogar con un psicópata, violento, hijo de puta. Sólo nosotras sabemos lo que se siente cuando el portón de calle se abre. Las heridas son profundas y quedan para toda la vida. Catorce años y medio vivimos la violencia. Tuvo que venir mi hermano de Buenos Aires a gritar en tribunales para que pongan la orden de restricción”. Les recomendó a quienes viven con un golpeador que “denuncien, golpeen puertas; yo sigo en pie y tengo mucho por hacer. Sean fuertes, ni una más nunca más”.

Entre las numerosas instituciones educativas que asistieron, una docente tomó el micrófono y exigió: “Pedimos que se garantice el acceso a la justicia de las víctimas, que haya patrocinio jurídico, que no se las revictimice; que las causas que tramitan en el fuero civil y penal se unan para que todo sea más ágil. Es fundamental que existan estadísticas oficiales sobre femicidios ya que hasta ahora solo contamos con los números que aporta la ONG Casa del Encuentro. Dentro del Estado debe haber un registro oficial único para que las políticas públicas se piensen desde esa dimensión. Queremos que se garantice la educación integral en todos sus niveles. Existe una ley desde el 2006 que apunta a que en todas las escuelas del país, públicas y privadas, se den estos contenidos. El cambio más profundo es el cultural, es romper con la lógica patriarcal. Entonces la educación es fundamental”.

En ese marco, insistió: “creemos que las víctimas tienen que estar protegidas porque es muy difícil para una mujer que vive en situación de violencia denunciar. Cuando se anima activa una investigación contra el hombre golpeador y la justicia tiene que monitorear que se cumplan las medidas que se disponen en las causas”.

Cristina, abogada e integrante de la ONG Red de Mujeres reclamó lugares de asistencia a las víctimas. Cuando la mujer “toma la decisión de huir de su casa, casi siempre acompañada de sus hijos tenga un lugar donde refugiarse. Pero también queremos que las mujeres se fortalezcan, que tengan terminación educativa, una fuente laboral para que no tengan una dependencia económica. Porque muchas veces lo que no se dice es que esa mujer que tiene una baja autoestima no se va de su hogar por miedo, sino que tampoco piensa que cuando salga de ese hogar que la contiene que hará con sus hijos que no tienen sustento. Por eso luchamos también por la igualdad de trabajo. Tiene mucho que ver con la violencia de género”.

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