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Nacio en Entre Rios el “enriquismo” y en Concordia el “robertismo”

Cuando esta campaña que terminó ayer apenas comenzaba, llegaron a una reunión en el Consejo Departamental Justicialista el presidente de la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande, Juan Carlos Cresto, y el senador departamental, Enrique Cresto. Una militante, en la entrada comentó: “ahí viene Cresto, con el hijo”. Después de varios meses de campañas, de anuncios, de recorridas, de sueño entrerriano, de candidaturas declinadas, el tablero político de la provincia de Entre Ríos volvió a reacomodarse.

El gobernador Sergio Urribarri, quien al comienzo de esta campaña era considerado “el primer elector” y ponía toda estrategia electoral por detrás de su precandidatura a presidente de la Nación, hoy es diputado provincial electo a la espera de que un triunfo del Frente Para la Victoria en la segunda vuelta le dé algo más de protagonismo con un cargo prometido en el gabinete nacional. Desde su declinación al “sueño entrerriano” su nombre fue desapareciendo de la campaña justicialista a la vez que ganaba el desorden en la estrategia.

El caos que se instaló en el peronismo de la capital provincial alentó el crecimiento del candidato opositor, Sergio Varisco, al punto de poner en riesgo el triunfo del Frente Para la Victoria a nivel provincial frente al candidato de la coalición Cambiemos que per se no generaba adhesiones significativas.

Ese caos le cayó encima directamente al gobernador Urribarri y desde el interior del Peronismo se le adjudicó la responsabilidad por el armado caótico del Frente Para la Victoria que le permitió a Sergio Varisco volver a ocupar la intendencia de Paraná. Que significó además para el Radicalismo, aunque diluido dentro del Frente Cambiemos, recuperar el principal distrito electoral en la provincia.

El armado caótico a nivel provincial implicó en la elección un equilibrio de fuerzas diferente al que disfrutó Sergio Urribarri durante sus dos mandatos. Equilibrio que le pondrá otro nivel de condicionamientos a Gustavo Bordet a la hora de gobernar y que será además saludable para el ejercicio republicano.

En términos electorales se reflejó en una elección muy pareja, voto a voto, que lo deja a Gustavo Bordet como gobernador pero no como líder indiscutido, sino que tendrá que construir a partir de ahora su liderazgo, que no construyó después de 8 años de jefe comunal de la “Capital del Peronismo Entrerriano”.

En Concordia, el Frente para la Victoria tiene para festejar haber ganado de nuevo la intendencia, aunque puertas adentro deberá digerir haber dejado de ser la mayoría para pasar a ser la primera minoría.

La muy buena elección de Roberto Niez le dará al frente Cambiemos una presencia importante en el Concejo Deliberante, donde hará también su aporte de equilibrio.

Niez ha repetido toda vez que pudo que “vinimos a la política para quedarnos” y está claro que su performance fue propia y tuvo poco que ver con la escasa estructura que le pudo aportar el Pro en Concordia o lo que quedaba de Radicalismo. Lo que siga después de esta experiencia deberá acoplarse a lo que el propio Niez aportó, sin experiencia política, con una imagen personal y una trayectoria profesional e institucional muy valiosa. Este podría ser en Concordia el nacimiento del “robertismo”, que tiene todo para crecer como oposición en términos políticos a lo que será el “enriquismo”, que será dentro del Partido Justicialista uno de los pocos que podrá capitalizar esta elección general 2015.

Con el plafón de los votos propios y de los heredados de su padre, dos veces intendente de Concordia y con una muy alta adhesión en las encuestas pese a no haber sido candidato, Enrique Cresto es el gran sobreviviente de una muy mala elección peronista.

Sin el corsé de un “urribarrismo” que nunca terminó de cuajar, con el gobernador electo Gustavo Bordet ocupado en construir liderazgo y capear la tormenta que le dejaron las gestiones de Sergio Urribarri en los frentes financiero, económico, gremial, político e institucional en la provincia de Entre Ríos, el “enriquismo” tendrá terreno fértil desde Concordia para constituirse en la nueva conducción dentro del peronismo entrerriano.

Así, cuando salgan de la reunión de la sede del Consejo Departamental partidario, la militante que observaba a padre e hijo comentará: “ahí se va Cresto, con el padre”.

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