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Problema: la ‘platita’ se va al dólar y acelera la inflación

No se detiene la devaluación del peso y el dólar se encamina a superar los 200 pesos en los mercados libres. Los economistas alertan que el Banco Central se va quedando sin reservas para frenar la escalada, menos para atender la creciente demanda de importaciones que deberán frenarse cada vez más. Afectará el consumo, al comercio y a la producción que se queda sin insumos.

De Guillermo Kohan para El Cronista

Gollan y la «platita»

Los exportadores se resisten a vender sus dólares a 100 pesos a medida que crece la brecha, mientras los tenedores de pesos y de bonos en pesos aceleran la dolarización. Estos días la mayor demanda de cobertura está más en el circuito de la plata grande vía el contado con liquidación, que en el mercado callejero del dólar blue.

Si no se recompone la confianza, la tensión cambiaria seguirá afectando cada vez más negativamente a la inflación y a la actividad económica. Es la mayor amenaza para el ‘Plan Platita’ con el que el Gobierno aspira a salvar la ropa en noviembre.

Las presiones políticas que en forma pública vienen manifestando Cristina y Máximo Kirchner, en el sentido de rifar el Presupuesto y la estabilidad macro económica con un shock de déficit y emisión monetaria sin respaldo para tratar de recuperar terreno electoral lógicamente no contribuyen a tranquilizar los ánimos. Es cierto que se descontaba una mayor expansión para el segundo semestre, también que 150.000 o 200.000 millones adicionales de impresión de billetes es una mancha más a un tigre que viene emitiendo 10 veces más en el año.

La discusión entre Martín Guzmán y los Kirchner no es matemática, es política y define el futuro económico en el corto plazo. Más allá de si hubo ajuste o no hubo ajuste que lo hubo brutal con la inflación al 50%; o si hay que subir ahora el gasto o amarretear; lo que importa para la toma de decisiones en la economía es quién gobierna y quién define el rumbo político del país después de las elecciones de noviembre.

¿Gobernará Manzur con el ala occidental del Gabinete y el peronismo, o gobernará La Cámpora con Máximo y las ideas de Axel Kicillof, Fernanda Vallejos y Carlos Heller ?

¿La segunda mitad del gobierno de Alberto y Cristina Fernández será con el FMI o contra el FMI?

Esta última inquietud es central, más allá de las figuras que integren el gabinete o el Palacio de Hacienda. Si la idea es lograr algún grado de entendimiento con el FMI, de alguna manera habrá que frenar el crecimiento del déficit y la emisión. Implica aceptar que se blanquee algo de la devaluación del peso en el dólar oficial y sobre todo reducir subsidios a las tarifas. Las órdenes del cristinismo hasta ahora han sido las contrarias. Atrasar el dólar y extremar el cepo; ni aumento ni segmentación de tarifas y festival de gasto y más déficit para tratar de salvar la ropa electoral.

La dinámica política y el resultado electoral naturalmente suponen definiciones sobre cómo seguirá repartido el poder en el oficialismo. Tras la derrota en la PASO en la provincia de Buenos Aires, crece la desconfianza entre los intendentes y el gobierno intervenido de Axel Kicillof. El resultado final de las elecciones en noviembre, si se repitiera más/menos las PASO, ponen en conflicto el inmenso poder que todavía maneja por delegación de su madre Máximo Kirchner y La Cámpora. En las primarias la debacle electoral fue de todos, pero sobre todo en la provincia de Buenos Aires. Allí perdieron Máximo, Massa en Tigre, Wado en Mercedes, Axel, Fernanda Raverta en Mar del Plata, Mayra Mendoza en Quilmes, por mencionar a los principales coroneles de la agrupación K.

Para después de noviembre están en la mira del peronismo y los gobernadores que representa hoy Manzur organizaciones como la poderosa Anses o el Pami, Aerolíneas, los negocios aeronáuticos del ex grupo Yabrán, YPF, Migraciones, el Correo, los entes reguladores y todo el sector energía, entre otros. Resultan lugares estratégicos que hoy controla La Cámpora, donde se prometen batallas intensas si la derrota electoral se repite o se agrava.

Un mal resultado en noviembre en la provincia de Buenos Aires colocaría en problemas al tercer aliado de la coalición oficialista, Sergio Massa. Profundizar su alianza con Máximo Kirchner podría aumentar sin retorno la imagen negativa del titular de la Cámara de Diputados en los sectores medios e independientes, un fenómeno que se viene deteriorando desde que decidió sumarse al frente de Cristina en 2019.

Si «el plan platita» de repartir subsidios a los sectores medios y bajos; o si la promesa de mejoras para los productores ganaderos y agropecuarios logrará mejorar los resultados electorales para el Gobierno es la pregunta que todos se formulan. La mayoría de los encuestadores opina que es muy difícil revertir significativamente los números de las PASO. La relación del campo con el planeta K parece irremontable. También el desastre económico y social que dejó el mal manejo de la pandemia, el abuso de poder con las vacunas y el cierre de las escuelas. Algunos intendentes incluso advierten que sería riesgoso movilizar demasiado el aparato. Es mejor que no te voten a que te voten en contra, sería el argumento.

El pase de facturas en el oficialismo es inevitable. Las divisiones alcanzan también a la oposición. Todos se anotan en la carrera presidencial del 2023 sin todavía haber ganado la elección parlamentaria este año. Para mortificar a Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal, Mauricio Macri y Patricia Bullrich le hacen ojitos a Javier Milei, que no descarta una alianza con ellos. Les responde Martín Tetaz, que ratifica su fe radical, cuestiona a Macri y da batalla contra los amarillos duros por el liderazgo futuro en el espacio. No se ganó nada, y ya se pelea por el botín.

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