El juez federal Leandro Ríos dictó el procesamiento del ex militar Roberto Velasco Ordoñez, que fue jefe del Regimiento de Concordia, por el secuestro y torturas que sufrió un dirigente sindical en diciembre de 1975.
Velasco Ordoñez, de 89 años, fue acusado por el delito de privación ilegítima de la libertad -agravada por su condición de funcionario público- por haber ordenado el secuestro de Marcelo Néstor Fischer, perpetrado el 5 de diciembre de 1975.
El magistrado además le trabó un embargo de 100.000 pesos sobre los bienes del ex militar y dispuso mantener su estado de libertad, por considerar que no existe riesgo de entorpecimiento de la investigación, ni de que pudiera fugarse “ya que se trata de una persona de muy avanzada edad y su estado de salud es delicado a raíz de las múltiples patologías que padece”, explicó.
Fischer militaba en el Centro de Empleados de Comercio y fue secuestrado por una patota que integraban policías provinciales y militares, cuando se encontraba en la terminal de ómnibus de Concordia. El operativo habría sido ordenado por Velasco Ordoñez y ejecutado por fuerzas conjuntas bajo el mando del entonces jefe departamental de Policía, Pedro Fernando Ramón Campbell, y el comisario Víctor Alberto Bressan, también de la Policía provincial, ambos fallecidos.
Años después supo que los cargos que se le atribuían eran boicotear a los gremios de Concordia y sabotear la construcción de la represa de Salto Grande, aunque nunca hubo una denuncia formal en su contra.
Ese mismo día en Concordia también fueron ilegalmente detenidos Alberto Adrián Williams, Norberto Manuel Rotondaro y Ricardo Ángel Godoy, también militantes políticos y sociales.
Velasco Ordoñez fue jefe del Regimiento de Concordia hasta el 12 de diciembre de 1975 y era también jefe del Área de Defensa 225. El juez considera que “no pudo permanecer ajeno a los hechos” e incluso “habría impartido la orden clandestina y secreta” para la detención ilegal de Fischer. En su consideración, el represor “deberá responder eventualmente en carácter de autor mediato, toda vez que (…) disponía de recursos que le permitían ostentar el dominio del hecho, más allá de su ausencia en el lugar donde el mismo fuera perpetrado”. Por eso dispuso su procesamiento.
Fischer era un dirigente gremial que había ingresado al Centro de Empleados de Comercio con una tarea administrativa, luego comenzó a asistir a quienes trabajaban en la construcción de la represa de Salto Grande y al momento de su detención ilegal era candidato a secretario gremial en la lista de oposición a la conducción del sindicato, en elecciones que se celebrarían el 14 de diciembre.
Su esposa Mónica María Pérez contó en sede judicial que la denuncia fue promovida por “personas pertenecientes a la CGT y a las 62 Organizaciones Peronistas, entre ellos, Luis Antonio Ponti”, entonces secretario general del sindicato. Esto fue ratificado por Martiniano Cazzatti, que también integraba el sindicato y sostuvo que “se hablaba que el responsable de su detención era el jefe del regimiento de ese momento y que la denuncia que motivó la detención fue formulada por la cúpula de la CGT”. También Williams, que militaba en el sindicato, abonó esa hipótesis al señalar que “dentro de dicha confrontación, es que fue detenido y temporalmente desaparecido el señor Fischer”.
Tras la detención ilegal, Fischer quedó alojado en la Jefatura Departamental de Policía de Concordia y al día siguiente, en horas de la noche, fue trasladado a su casa, donde se había montado un allanamiento ilegal en busca de documentos e información.
El 7 de diciembre fue trasladado en forma clandestina a la sede del Comando de la Segunda Brigada de Caballería Blindada de Ejército, junto Williams, Rotondaro y Godoy, y en el trayecto se le hizo un simulacro de fusilamiento.
En el Comando permaneció unos pocos minutos porque, según denunció Fischer unos años después, los militares se negaron a recibirlo. Entonces fue entregado a un grupo parapolicial y trasladado a un lugar que señala como “centro de operaciones de la patota del Comando Paraná o Sindicato de Cirujas o Cadeneros del Gobernador”, en una zona que identifica como la Toma Vieja pero que podría ser la vieja Comisaría de El Brete, donde estuvo una semana. “Fui torturado, golpeado, picaneado, a la vez que se me prometió traer los ojos de mi madre y de mi novia a ver si los reconocía”, detalló.
Después fue derivado a la sede de la División Investigaciones de la Policía de Entre Ríos, que funcionaba en una antigua casona de calle Urquiza 1214, donde permaneció casi dos semanas en condición de desaparecido, hasta que se oficializó su detención, recién el 18 de diciembre. Entonces se dispuso su traslado a la Unidad Penal Número 1 de Paraná y seis días después fue puesto a disposición del Poder Ejecutivo, mediante el Decreto Número 4.065, en el que también figuran Williams, Rotondaro y Godoy.
Desde entonces, Fischer pasó también por la cárcel de Gualeguaychú y recuperó la libertad el 10 de septiembre de 1976.
Fuente: Juan Cruz Varela (Página Judicial)