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Proponen restituir el homenaje con una calle al iniciador de las vides en Concordia

videsEl escritor y periodista Pedro Garayalde redactó un proyecto de ordenanza para restituir el reconocimiento a Juan Jáuregui, considerado el iniciador de la vitivinicultura en la zona de Concordia. Su legado era considerado de tal importancia, que la actual avenida San Lorenzo, ya entonces una de las más importantes de la ciudad, llevaba su nombre. Cuando se le cambió la denominación a la avenida, a principios del siglo 20, se estableció llevar el homenaje a Jáuregui a otra arteria, lo que hasta ahora no se concretó. 

En los argumentos del pedido de restitución del homenaje, Garayalde destaca algunos aspectos de la historia de vitivinicultura en Concordia que llegó a ocupar dos mil seiscientas hectáreas (dos veces y media lo que ocupa el arándano y un tercio de lo que la citricultura en la actualidad, casi un siglo después de que las vides fuesen erradicadas). Un total de 63 productores ocupaban una cantidad ingente de personal para producir 5 millones de litros al año.

Garayalde advierte que “Nunca es demasiado tarde si podemos corregir los errores del pasado. En particular si se trata de tributar homenajes de reconocimiento que han sido injustamente postergados”.

“Y a JUAN JÁUREGUI (1812-1888) le debemos un homenaje que ya se le había tributado en 1896, por iniciativa del concejal Andrés Taborda. En esa oportunidad fue sancionada una Ordenanza que designaba con su nombre al Boulevard Norte (actual Boulevard San Lorenzo)”, explica.

Agrega que “hoy lo llamamos Boulevard San Lorenzo porque doce años después, en 1908, el Concejo Deliberante sancionó el reemplazo de aquel nombre original por el que aún ostenta. Ciertamente nuestra arteria más importante merecía ser distinguida con la evocación de ese triunfo sanmartiniano, y así lo entendieron los ediles”.

Y advierte que “el hecho de que originalmente se resolviera dar a esa avenida el nombre de un miembro de la comunidad, da una idea de lo importante que esa persona había sido para Concordia. Cabe informar a quienes no tienen noticias de él, que fue el introductor de la cepa que dio origen a nuestra vitivinicultura”.

Remarca que “JUAN JÁUREGUI (alias «Lorda») era un vasco francés afincado en la Carretera de la Cruz, al suroeste de Concordia. Según se afirma, trajo a su predio un sarmiento de vid de la lejana Burdeos, lo que le permitió iniciar la producción de vino para su exclusivo uso familiar”.

Relata: “Al parecer dio con la conjunción ideal entre aquella cepa y nuestra tierra y clima, y el resultado fue un vino de excepcional calidad, que impresionó favorablemente a quienes pudieron degustarlo.

Ni la ambición ni el egoísmo eran características de Jáuregui. De ahí que no dudó en regalar sarmientos de su plantación, tanto a amigos y conocidos, como a quienes se lo pidieran. Y esa generosidad fue el origen de una próspera industria vitivinícola zonal, que llegó  a  tener  DOS  MIL SEISCIENTAS  hectáreas  plantadas  por     SESENTA   Y TRES productores, quienes llegaron a elaborar CINCO MILLONES DE LITROS.

Esta incipiente iniciativa zonal concitó el inmediato interés del Ministerio de Agricultura, que dispuso en su apoyo la creación de la Estación Experimental Vitivinícola Enológica, con la dirección del ingeniero agrónomo José Alazraqui, en un terreno de 45 hectáreas perteneciente a la Escuela Agropecuaria, cedido por la Provincia a iniciativa de de su director, Alejandro Carbó.

Ese terreno era el predio hoy perteneciente al Polideportivo Municipal, en el que se pueden ver los restos que sobreviven de la Estación Experimental.

LOS VITIVINICULTORES

Entre los vitivinicultores cabe mencionar a Gregorio Soler en sociedad con José Fabragat y José Oriol; Juan Cruz Páiz; Ángel Libarona & Mariano Jurado; Baylina & San Román; Federico Zorraquín; J. A. Olguín; Saturnino Soage; Ladislao García; Robinson Hnos.; Luis Moulins & Hnos.; Domingo Isthilart; Lucio López; Benito Cook; Gral. Antonio Donovan; Dr. Miguel Laurencena; José Moran; Dr. José Riquelme; Cupertino Otaño; Dr. Manuel Morón; Carlos D’Elía; Antonini Iglesias; Dr. Enrique Masson; José Alberti; S.R. de Acevedo; Juan Caminos; José Olguín; Tomás Oliver; Regís Martínez; José Manzano; Ricardo López Jordán (h); José María Otaño; Dr. Bernardo de Irigoyen; Julián Abascal; Alberto Martínez, y muchos más.

EL PUNTO FINAL

Esa industria significó el paraíso y la prosperidad para nuestra Concordia, ya que logró abastecer de vinos de la cepa «Lorda» a buena parte de Buenos Aires y también a varias ciudades del norte y oeste, lo que pronto le permitió posicionarse en el cuarto lugar de la producción nacional.

Pero esa bonanza no duró mucho. Los productores cuyanos (muy dependientes de la vitivinicultura) hicieron llegar sus protestas al gobierno nacional, argumentando que nuestra competencia era desleal y comprometía su única fuente de recursos.

En efecto. Aparte de la calidad de sus vinos, la proximidad de Concordia a los principales centros de consumo, reducía el valor de los fletes y constituía una amenaza para la producción de esa región cordillerana.

De ahí que respondiendo a las insistentes presiones, las autoridades de la llamada «Década Infame» sancionaron las leyes 12.137/34 y 12.355/37 y dictaron el decreto reglamentario 99.919/37, creando la JUNTA REGULADORA DE VINOS, que en Concordia tuvo su asiento en calle Entre Ríos Nº 476.

Desde allí se aplicaron drásticas medidas, con la excusa de regular la producción nacional, tales como la extirpación de nuestros viñedos y el derrame de las barricas de vino, previa expropiación a precio vil, lo que constituyó el punto final para nuestra vitivinicultura.

LO QUE SOBREVIVE

Testimoniando la importancia y enorme trascendencia que tuvo esta industria, hoy todavía sobreviven los edificios de las bodegas ROBINSON, ISTHlLART y otras, al noroeste de la ciudad, así como la destilería LA COLONIZADORA de José Oriol, en la calle Scattini, a dos cuadras de la Costanera. En cambio han desaparecido otras edificaciones emblemáticas, en especial en avenida Eva Perón. Baste mencionar la bodega de BAYLINA Y SAN ROMÁN, en la manzana donde luego fueran erigidas las tres torres con 116 viviendas. Y la bodega de SATURNINO SOAGE (después fábrica Sanderson y ahora supermercado Carrefour).

UN RECONOCIMIENTO PENDIENTE

Los restos de Jáuregui yacen en el Cementerio Viejo, a la izquierda del término de la senda de ingreso, en una ignota tumba hoy olvidada por todos.

Aunque vale reiterar que sus coetáneos no lo olvidaron. Y de ahí aquella denominación de Boulevard Juan Jáuregui.

Por eso hoy nosotros tampoco deberíamos olvidarlo. Corresponde testimoniar nuestro reconocimiento, como hemos hecho con muchos otros benefactores de Concordia, aún de mucha menor importancia que él.

Y si bien ya no cabe renominar al Boulevard San Lorenzo, nada nos impide en cambio renominar otra arteria. Por ejemplo esa a la que casualmente se ha nominado De los Viñedos, a modo de tímida recordación de la época que nos ocupa.

Por el momento no se me ocurre nada mejor. Pero es mi anhelo que los señores ediles tengan una idea superadora, y resuelvan renominar alguna arteria incluso más importante”.

El proyecto argumentado por Pedro Garayalde fue presentado en el Concejo Deliberante por el concejal Alberto Zadoyko,

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