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Sergio Massa: poder administrando escasez

Por Emiliano Damonte Taborda

Sergio Massa logró transformarse en el puntero del barrio, el que reparte, el que abre y cierra la canilla administrando una miseria que lo vuelve poderoso. Hoy la mirada del Superministro se posó sobre los sojeros a quienes concedió la gracia de la devaluación transitoria. El trigo, el maíz (siembra récord), la carne, ni que hablar de quien en este país exporta otra cosa que no provenga del agro, esperan con renovada ilusión la merced.

El Superministro administra la gracia de la devaluación temporaria
El Superministro administra la gracia de la devaluación temporaria

Los productores sojeros, hacen fila para obtener el beneficio que les significa el dólar soja y si quieren obtenerlo se deben apurar, porque a fin de mes se corta.

En los primeros días se liquidaron unos mil millones de dólares, tal como previsto por el Superministro, y algunos medios casi festejan la ocurrente iniciativa, que ya había fallado míseramente hace poco más de un mes por una oferta vergonzosa.

¿Pero qué es lo que nos muestra el éxito relativo de estos primeros días del dólar soja?

Nos muestra que el complejo sojero tenía un atraso de liquidaciones importante, nos muestra que Massa tiene algunos amigos importantes, pero sobre todo nos muestra que cada vez es más necesaria una devaluación. Aflojando el nudo del cuello de los productores y permitiéndoles liquidar mejor, la maquinaria se puso en funcionamiento y en algunos días el Central fue capaz de acumular algunas reservas.

Pero de todo esto surge un esquema perverso. Es que se trata de una operación en la que el Gobierno decide devaluar parcialmente y por sectores, para luego volver todo a la situación forzada en la que todo se encuentra. Esto es como manejar una canilla, o una llave de oxígeno.

Obtener poder por medio de la escasez.

Sergio Massa, y en definitiva el Gobierno, están configurando un mecanismo en el que de manera discrecional abren y cierran la canilla de los dólares, no de acuerdo a las necesidades de los productores, sino de acuerdo a las necesidades de reservas del Central, o de financiación del Gobierno, a las puertas de un año electoral.

En este esquema, los que producen, los que generan la riqueza, deben esperar que la mirada del “Superministro” se pose sobre ellos, o granjearse su favor de alguna manera, para que este generosamente les devalúe el peso por un periodo de tiempo y les permita respirar.

Es en definitiva el “dólar soja” es un parche miserable que será posible mientras la presión no sea demasiada. Jugar con estas cosas emitiendo a lo pavote, termina definitivamente mal. En estos días el Gobierno está prometiendo un nuevo Ife de 50.000 pesos, en otro plan platita que cae con una inflación anual que podría alcanzar el 100 por ciento.

Los problemas del aparato productivo en Argentina con un dólar atrasado como está (una brecha que no baja nunca del 110 por ciento), continúan agravándose, la inflación goza de plena salud, los índices de pobreza siguen creciendo, importar es una proeza, exportar un suicidio, toda la energía tiene tarifas con un atraso escandaloso y no han sido siquiera capaces de ejecutar la quita de subsidios. El Superministro ha encontrado una herramienta de poder peligrosa, que nadie crea que se ha resuelto algo.

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