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Un informe británico advierte sobre la «desintegración» de Rusia tras el motín del grupo Wagner

Un documento interno del gobierno británico y sus servicios de inteligencia alertan sobre “la desintegración y balcanización” de Rusia tras el motín de los mercenarios de Wagner. Asegura que “Gran Bretaña debe prepararse para el repentino colapso ruso”, después del fallido golpe de estado, en un proceso que será tan rápido como el motín.

 

Cuando se desconoce el paradero del líder rebelde y comandante de los mercenarios de Wagner, Yevgeny Prigozhin y si está o no en Bielorrusia, británicos y norteamericanos compartieron información de inteligencia.

Desde el miércoles pasado, sabían de la posibilidad de un levantamiento armado en Rusia.

 

CRISIS VERTIGINOSA

Los británicos siempre pensaron que la guerra en Ucrania generaría disturbios políticos en Rusia. Pero la velocidad y vertiginosidad de los eventos del fin de semana los han obligado junto con los europeos a prepararse para diferentes resultados.

Al no tener las fuerzas de Wagner resistencia, los británicos creen que “está naciendo algo nuevo” entre las tropas rusas, probablemente contra sus altos mandos. No hay suboficiales en el ejército ruso. En cada una de sus tomas de las dos ciudades en su avanzada hacia Moscú, nadie se opuso a Wagner. Todo parece indicar que los soldados rusos están con los mercenarios.

En Rostov on Don, el lugar donde se inició el motín, se encuentra la base militar central para la invasión rusa a Ucrania y la sede de sus fuerzas en el frente de la guerra. En Voronezh nadie resistió a Wagner y la gente los aplaudía a su paso.

¿Es que puede provocar un colapso en el Kremlin, deponer al presidente Vladimir Putin? La alta fuente británica sugirió: “Tenemos que esperar, observar y ver qué viene después. Esto podría ser el capítulo de algo nuevo”.

Gran Bretaña ha decidido “no interferir en los asuntos internos rusos”.

John Foreman, ex agregado de defensa británico en Moscú, dijo que la posibilidad de que Prigozhin derrocara a Vladimir Putin se clasificaba “como el peor de los escenarios”. Hay que tener cuidado con lo que se desea. Prigozhin no es un demócrata liberal amante de la paz. Es un fascista”, alertó.

Foreman, que se fue de Moscú el año pasado, sugirió que la velocidad de los hechos tomó por sorpresa a todos los diplomáticos occidentales y europeos.

“Nuestra evaluación es que esto iba a ser gradual. No iba a ser una marcha repentina sobre Moscú”, dijo el ex agregado de defensa británico en Rusia.

El analizó el discurso de Vladimir Putin y dijo que fue un intento del líder ruso en apuros de recordar a su pueblo “la necesidad de un líder fuerte”.

Putin describió el levantamiento como smuta, una palabra que en ruso significa contienda, pero que se usa para englobar la era de anarquía que siguió a la muerte de Ivan, «El Terrible» en 1584.

“Todos los rusos saben inmediatamente de lo que él está hablando cuando Putin usa esa palabra” explicó Foreman.

PUTIN, ADVERSARIO PODEROSO

 

Lord Richards de Herstmonceux, ex jefe del Estado Mayor de la Defensa británico, dijo que “Putin seguía siendo un adversario poderoso”, a pesar de la insurrección. Alertó que Occidente se arriesgaba a “subestimar lamentablemente a Rusia”.

Para él, la contraofensiva ucraniana en apuros mostró la fortaleza continua de las defensas del ejército ruso.

“A pesar del estado debilitado, posiblemente de Putin, nos espera un largo camino aquí. Y ese es en realidad el peor de todos los mundos para Occidente”, dijo este lunes a Times Radio.

“Lo que deberíamos haber logrado o buscado lograr es una victoria mucho más rápida y decisiva. No pudimos hacer esto. Entonces, en términos militares, podríamos decir que estamos regateando en lugar de golpeando”, aseguró.

Sir Roderic Lyne, ex embajador británico en Rusia, dijo que el control del poder de Putin se estaba debilitando. “Creo que las probabilidades de que Putin permanezca indefinidamente en el poder, que es lo que quiere hacer, se han reducido, pero en este momento todavía está a cargo”, explicó.

PROBABLE «PURGA» EN MARCHA

 

Rusia se deshizo del motín pero continua al borde de la desintegración, aunque Progozhin y sus mercenarios se vayan a Bielorrusia. Un autócrata como Vladimir Putin puede salvarse de cargos de asesinatos y crisis económicas pero no puede huir de sus responsabilidades, cuando está perdiendo la guerra. Por eso este motín es el comienzo del fin para el presidente ruso.

Un día después de que los combatientes de Wagner detuvieran su marcha sobre Moscú, todavía no hay señales claras de los jefes de defensa rusos, cuya enemistad con el líder del grupo mercenario provocó la crisis. Solo el ministro de Defensa Sergei Shoigu apareció en la TV pública.

Prigozhin había exigido que Shoigu y Valery Gerasimov, el jefe del estado mayor, le fueran entregados a cambio de que cancelara su rebelión armada. Ninguno de los funcionarios hizo declaraciones públicas durante la crisis y su paradero no está claro. Shoigu apareció este lunes en un video supuestamente visitando las tropas en Ucrania, pero no se sabe cuándo fue grabado.

El Kremlin ha dicho que el acuerdo para detener el levantamiento de Wagner no afectó al destino del ministro de Defensa.

Se especula que Shoigu podría ser reemplazado como ministro de Defensa por Alexei Dyumin, el gobernador de la región de Tula y ex guardaespaldas del Kremlin. Una “purga” militar podría estar en marcha por orden de Vladimir Putin para evitar otra rebelión en medio de una guerra con Ucrania que ha dejado a los rusos más de 200.000 muertos y desaparecidos.

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