Una joven de San José fue condenada por matar a su madre golpeándola con una baldosa. Pero la sentencia admitió «atenuantes extraordinarios», ya que desde la niñez había sido maltratada y explotada. Vivió en una whiskería.
Una joven acusada de asesinar a su propia madre golpeándola en la cabeza con una baldosa mientras dormía en su domicilio en San José, fue condenada en juicio abreviado, en los Tribunales de Concepción del Uruguay,
Se trata de Ana Mercedes Ceballos de 24 años de edad y su condena fue de 15 años de prisión de cumplimiento efectivo y fue homologada por el Tribunal integrado por los doctores Alberto Seró, Fabián López Moras, con la presencia de las partes, el Fiscal Auxiliar Suplente Nº2 de Colón, doctor Alejandro Martín Perroud, y el defensor técnico, doctor Gustavo Adolfo Goyeneche.
El 18 de mayo de 2015, la ciudad de San José se vio sacudida ante la noticia de que en el domicilio de calle Malvinas Argentinas al 800, una mujer había sido brutalmente asesinada por su propia hija de 23 años de edad, tras lo cual fue detenida y procesada por homicidio agravado por el vínculo.
Durante la Instrucción Penal Preparatoria (IPP), se fueron conociendo detalles de una vida traumática que sobrellevó la joven homicida desde muy corta edad, que si bien no justifican su acción, son verdaderos atenuantes a la hora de dictar justicia.
DOLOROSA HISTORIA
Esto se conoció públicamente este jueves en la audiencia, cuando la imputada hizo uso de la palabra y contó su terrible infancia y juventud, ante una madre que la maltrató desde los primeros años y la prostituyó, al punto de quererla obligar a vender uno de sus cuatro hijos, para comprar una casa.
Sus relatos, que conmovieron a quienes los escuchaban, fueron corroborados por los especialistas que la asistieron y plasmados en el expediente, así como en el acuerdo al que arribaron las partes.
Ceballos relató los pormenores de la tormentosa relación con su progenitora, Silvia Mercedes Chiapetti, señalando que en su primer año de vida, sus padres se separaron y que se fueron a vivir a San Martín, Buenos Aires, hasta sus tres años de vida, y posteriormente y hasta sus catorce años convive junto a su abuela materna, quedando embarazada.
En ese momento regresó con su madre en Concepción del Uruguay. Allí conoce al padre de su primera hija y al quedar embarazada de la misma regresa a vivir junto a su abuela. A sus diecisiete años nuevamente se va a vivir cerca de su madre, y comienza a trabajar junto a ella en una “whiskería”, lugar en el cual además vivía.
“Nosotras nos llevábamos muy mal y ella me hacía ejercer la prostitución desde chica, incluso mientras yo estaba embarazada de 8 meses. Cuando tenía alrededor de 14 años fui a vivir con mi madre, Tuve dos hijos más, pero fueron entregados en adopción”, relató la joven.
Respecto a esto, el doctor Gustavo Goyeneche, defensor oficial de la justicia de Colón, dejó sentada sus dudas acerca de la adopción de dos de los hijos de Ana, que habían sido entregados en forma directa con el anterior régimen de adopción, sospechando que podrían haber sido en realidad vendidos a instancias de Chiapetti.
TRÁGICO FINAL
La joven manifestó que quince días antes del hecho, fue a vivir con su madre a su casa en San José, con su hijo de tres años y con un embarazo avanzado de su hija menor y que su madre pretendía inducirla a cambiar la niña por una casa.
La situación fue cada vez más tensa y discutían mucho, al tiempo que bebían y se drogaban juntas. Ese fin de semana todo llegó a su límite cuando la Ana comenzó con contracciones y llamó a su madre que no estaba en la casa. Cuando llegó, la quiso llevar al hospital, pero debía dejar solo al niño, por lo que se negó. La mujer volvió a irse con un amigo y regresó de madrugada, donde echó a su hija y se fue a dormir. Esto desató la ira y reacción de la imputada, que le ató un pañuelo al cuello y luego le golpeó la cabeza con una baldosa de 7 kilos de peso, provocándole el hundimiento de cráneo que le causó la muerte.
Tras el hecho, del cual no recuerda la secuencia, llamó al amigo de su madre apodado “el Flaco”, quien trató de reanimar a la víctima y luego dio cuenta a la Policía.
La causa llevó a la intervención de los especialistas y los informes daban cuenta del daño sufrido por la joven acusada a raíz de su situación familiar y los hechos que obran como atenuante.
Tras la lectura del acuerdo arribado, en el cual pesaron todos los momentos vividos por la acusada desde sus primeros años de vida, el presidente del Tribunal, doctor Alberto Javier Seró, interrogó a la imputada acerca de si reconocía su autoría en el hecho, si aceptaba la pena impuesta y si estaba de acuerdo con la calificación legal.
La joven aceptó de conformidad y dado que las partes no tenían nada que agregar, el Tribunal procedió a homologar el acuerdo declarando a Ana Mercedes Ceballos penalmente responsable de “Homicidio agravado por el vínculo con atenuantes extraordinarios” y le impuso la pena de 15 años de prisión de cumplimiento efectivo, que cumplirá en la UP6 de Paraná, donde ya estaba alojada junto a su pequeño hijo de cinco meses.