Desde que se anunció su muerte, el lunes, miles de personas desfilan por la Basílica, en el Vaticano, entre la tristeza y la devoción a la figura ausente.
La plaza de San Pedro y sus vicisitudes hacen historia otra vez. Miles y miles de fieles la pueblan de la mañana a la noche, shockeados por la muerte de Francisco, que la recorrió largamente el domingo de Pascua ovacionado por la multitud.
“Gracias por haberme ayudado a volver a la plaza entre la gente”, le dijo el Papa argentino a su enfermero y entrañable servidor como asesor sanitario, Massimiliano Strapetti, que no se opuso al deseo con dudas del mismo Francisco.
Es San Pedro el escenario de estas horas tristes, pero sigue siendo el argentino Jorge Mario Bergoglio el protagonista de las anécdotas y los continuos gestos de cariño y amor de los que vienen a pisar simbólicamente sus huellas.
Quienes lo cuidaban día y noche en la vecina residencia del segundo piso de Santa Marta recuerdan que Francisco reposó bien tras regresar de la “vuelta olímpica” que tanto lo alegraba por la plaza.
Cenó con buen apetito, tranquilo. Cerca de las 5.30 de la mañana tuvo los primeras síntomas del “malore” como dicen los italianos cuando no se sienten bien. Los que estaban con él día y noche se movilizaron. Una hora después hizo un gesto de saludo con la mano a Strapetti, que estaba recostado en un lecho cercano.
Después entro en coma. No sufrió y todo ocurrió rápidamente. A las 7.35 falleció. Los médicos informaron después que tuvo un derrame cerebral seguido de una crisis cardíaca fatal.
La última bendición a Roma y al mundo
Parecía increíble. El día anterior, el domingo de Pascua, había bendecido a la ciudad y al mundo. Había abrazado por última mes al pueblo que tanto quería, después de pasearse entre ellos gracias al “papamóvil” que le permitió recorrer la plaza de arriba abajo, acompañado por su joven amigo Strapetti, el enfermero vaticano que “me salvó la vida”, como dijo Francisco, al sugerirle que no demorara más una operación al colon en 2022.
Entre el lunes y el martes la plaza San Pedro se ha poblado de anécdotas e historias tristes mezcladas con recuerdos alegres de tantos fieles venidos de todo el mundo que han vivido una historia impresionante.
Muchos de ellos regresaron ahora. Como dos chicas de Bahía Blanca. Guadalupe Cacharo y Sol Acadía hacían la larga fila al mediodía para entrar en la plaza y caminarla completa para entrar. Están desoladas, no estuvieron el domingo y no vieron a Francisco. Se enteran de que el velatorio en San Pedro comenzará este miércoles y que por ahora el acceso en la casa de Santa Marta, donde en la capilla se esta velando al Papa, está restringido a los eclesiásticos.
Fuente: Clarín