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VACUNAR, VACUNAR Y RELATAR…

Por Emiliano Damonte Taborda (Twitter: @gervasiodamonte)

Días después de que el «fallido» de Alberto dejara declarado que “estamos en campaña” reapareció la figura invisible de Cristina. Digo invisible por que simplemente no se veía, a nadie se le hubiera ocurrido pensar que no estaba, ya que su presencia era fácilmente perceptible en los movimientos de su lugarteniente, el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires y en la confusión constante del Presidente de la República.

Solo tres días después del desaire que dejó en ridículo una vez más al pobre Trotta que defendía a rajatabla una virtualidad en la que nunca creyó y que se había visto obligado a sostener contra toda evidente convicción y manifiesta declaración, apareció la Vicepresidenta como una madre que decidió que era hora de intervenir. Fiel a su estilo y fiel a sus enemigos, acusó a la oposición de hacer uso político de la pandemia y a los medios de comunicación de desalentar a la población llenándola de dudas sobre la vacunación, recuperando con nombre y apellido a su enemigo preferido, Clarín, y de esta manera volvió a enarbolar la bandera de la vacunación como argumento electoral. Si algo le ha sobrado siempre a Cristina es esta coherencia absoluta en la dirección en la que sostiene sus ataques y en el uso de las herramientas en las que cree. La campaña de vacunación ha sido vapuleada por propios y ajenos, desnudada en su desorganización y en la absoluta ausencia de una planificación, cuando no puesta de rodillas por el accionar y las declaraciones de sus propios funcionarios con el caso del vacunatorio vip. ¿Pero alguien creía que Cristina iba a cambiar argumento? ¿Que la estrategia electoral del Frente de Todos iba a modificarse y que iban a asumir su fracaso? Si alguien pensó en esos términos no ha estado en el país en los últimos veinte años. La reaparición pública de la Vicepresidenta no sorprende en sus tiempos, aparece en el momento en el que se ha lanzado la campaña y no sorprende en sus modos, lo hace de la manera que usó siempre y que le ha otorgado veinte años de protagonismo ininterrumpido en la lucha por el poder en la Argentina. La apuesta es ir a fondo por la grieta, pelear con todos y revivir la épica aferrándose al único argumento que tiene alguna chance de darle un buen resultado, una campaña de vacunación intensa y que llegue lo más completa posible a septiembre. Cuando Kicillof decidió que abrir las escuelas ya no era un crimen, por que según dicen alguna encuesta lo empieza a ver en un escenario de derrota electoral, y con esto dejó pagando al Ministro de Educación de la Nación, en ese mismo instante, entramos oficialmente en campaña electoral. ¿De ahora en más todo será hecho y decidido en función de las encuestas? No sabemos, pero Cristina entendió una cosa y es eso lo que la llevó a salir con decisión a escena, que mucho peor que una estrategia desgastada, era la confusión y el desorden que sus polluelos estaban sembrando a cada paso. De ahora en adelante todo puede pasar, el Gobierno Nacional muestra su imagen más desgastada y débil y Cristina ha salido a mostrar el camino.

Señores, demos la bienvenida al relato, se acabó la hora de intentar hacer algo, ha quedado en claro que no ha sido posible. Vacunar, vacunar y relatar.

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