En Villa Elisa hay un monolito que necesita recuperar su estética. Recuerda al carrero que transportaba una imprenta, muerto en un episodio considerado el primer ataque a la prensa entrerriana.
Para este sábado, un grupo de vecinos autoconvocados organizaron un viaje a Villa Elisa. El propósito es limpiar y recuperar el monolito a Gallard, punto histórico entrerriano.
Tienen previsto salir a las 14 desde Villa Elisa, de modo de que antes de las 16 ya estén en el lugar. La Municipalidad elisense puso a disposición una camioneta y un par de motosierras para tal fin. Rafael Pirolla es uno de los gestores del movimiento de recuperación del monolito emplazado en el lugar donde se dio muerte a quien transportaba una imprenta para el periodista Antonio Ciaspucio.
Historia de una muerte confusa
Antonio Ciaspucio tenía 22 años cuando, en 1899 y en Villaguay, fundó diario “El Pueblo”. En 1903, traslada su imprenta a Colon porque su vida corría peligro. Así fue que, el 1 de enero de 1904, aparece en Colón el número uno de diario “El Pueblo”. El diario también lo hacía llegar a Villaguay, Villa Elisa y San José.
El 10 de septiembre de 1904, estando en Colon, lo encarcelan por abuso a la libertad de expresión y calumnias. Pasa dos años y 57 días en la cárcel de Concepción del Uruguay (ciudad de la que era oriundo), recobrando la libertad el 6 de noviembre de 1906. Fue denunciado con el cargo de calumnias por el comisario Juan S.Hermelo, de Villaguay, y en el juicio fue defendido por el abogado Benito G.Cook.
Una vez libre decide volver a editar “El Pueblo”, pero nuevamente en Villaguay. Así es que decidió trasladar la imprenta, para lo que contrató al carrero Julio Modesto Gallard, pacífico vecino, que de regreso fue detenido por la policía de Sajarof (La Capilla), acusado de trasladar una imprenta embargada.
En la noche del 6 de enero de 1907, se le notificó que sería trasladado a Colón, lo que así se hizo, llevándose juntamente el carro con su carga. El comisario a cargo de la policía era Felix Santacruz.
A la mañana siguiente, transitar por las márgenes del arroyo Santa Rosa, en la cañada de “Las Achiras”, en el límite de los departamentos Colón y Uruguay, los policías empezaron a arrojar al agua los implementos tipográficos y en la imposibilidad de destrozar la máquina impresora, al llegar a una de las barrancos más elevadas, volcaron en su lecho el carro con su carga y los caballos, que murieron ahogados.
El final es triste: Gallard muere en ese lugar. Algunas crónicas dicen que los agentes Chamorro y Cisneros se niegan a cumplir la orden del comisario de matarlo, ante las súplicas del carrero. Así fue que Santacruz finalmente lo degüella, donde hoy está el monolito.
Otra versión indica que Gallard, que iba maniatado al caballo que montaba y cuyos gritos de auxilio se perdían en la desolación del paraje, fue degollado con su propia cuchilla que le había sido requisada al ser detenido por la policía de La Capilla.
La justicia condenó a dos agentes policiales como autores principales del hecho; al comisario de La Capilla y al receptor de rentas de Colón, como cómplices del crimen.