Por Emiliano Damonte Taborda
Repetidas veces en estos últimos tiempos, he hablado de “subjetividad” en la información. Muchas veces me han señalado abuso de adjetivación, de sospecha o sugerencia. En nuestra continua necesidad de objetividad, somos víctimas de un proceso deshumanizante. Mientras estamos parados ahí, con nuestro tachito, tratando de encontrar una pepita de oro, un “hecho verificable” y sobre todo medianamente narrable, despreciamos la subjetividad. Tal vez en la subjetividad esté el último refugio de nuestra humanidad.
